China y la Unión Europea (UE) cerraron un compromiso para un acuerdo de protección recíproca de inversiones, que corona siete años de negociaciones entre las dos potencias económicas.
No se trata de un acuerdo de libre intercambio sobre transacciones comerciales, sino de un texto que busca garantizar las condiciones de actividad de los empresarios cuando invierten en la UE y en China.
Las discusiones iniciaron en noviembre de 2013 durante una visita a Pekín de Hermann Van Rompuy, por entonces presidente del Consejo Europeo, con ocasión de una cumbre con el primer ministro chino Li Keqiang. Desde ese momento se realizaron 35 sesiones de negociaciones, diez de ellas en 2020.
El volumen de inversiones de los europeos (sin contar al Reino Unido) en China se eleva a cerca de 150 mil millones de euros (unos 183 mil millones de dólares) y el de los de Pekín en la UE a 113 mil millones de euros (unos 138 mil millones de dólares).
En los últimos diez años, los europeos invirtieron una media anual de más de 7 mil millones de euros en la segunda economía mundial y a su vez la marea roja unos 5.600 millones de euros en la UE.
El acuerdo entre China y la Unión Europea
Según Bruselas, el acuerdo permitirá “equilibrar” la relación comercial entre las dos potencias y ofrecerá un acceso “sin precedentes” al mercado del gigante de oriente. Los europeos quieren que sus empresas sean tratadas de la misma manera en China que las empresas del gigante asiático en la UE.
El texto “establece reglas muy claras” en materia de respeto de la propiedad intelectual de las empresas europeas, transferencias de tecnología y subvenciones a las compañías públicas chinas.
China se comprometió por otra parte a “trabajar en dirección de la ratificación” de las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en materia de trabajo forzado. Según la Comisión Europea, se creará un “grupo de trabajo específico” para seguir esta promesa.