Los familiares de los fallecidos por el coronavirus en Wuhan afirmaron el miércoles que las autoridades chinas han eliminado su grupo en las redes sociales y les están presionando para que guarden silencio mientras un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentra en la ciudad para investigar los orígenes de la pandemia.
Decenas de familiares se han unido en internet para pedir responsabilidades a las autoridades de Wuhan, a las que culpan de la mala gestión del brote que asoló la ciudad hace un año.
Sus esfuerzos se vieron frustrados hasta ahora por la obstrucción oficial, la vigilancia de los grupos en redes sociales y la intimidación, denuncian los familiares.
Pero la presión se ha intensificado en los últimos días, aparentemente para acallar cualquier crítica durante la delicada investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un grupo en la red social WeChat, utilizado por entre 80 y 100 familiares durante el último año, fue eliminado repentinamente y sin explicación alguna hace unos diez días, dijo Zhang Hai, miembro del grupo y muy crítico con la gestión del brote.
“Esto demuestra que las autoridades chinas están muy nerviosas. Tienen miedo de que estas familias se pongan en contacto con los expertos de la OMS”, dijo Zhang, de 51 años, cuyo padre murió al principio de la pandemia por sospechas de COVID-19.
Los expertos de la OMS llegaron a Wuhan el 14 de enero y está previsto que hayan terminado su cuarentena de 14 días el jueves.
“Cuando la OMS llegó a Wuhan las autoridades echaron por tierra a la fuerza el grupo. Como resultado, hemos perdido el contacto con muchos miembros”, añadió Zhang.
Otros familiares confirmaron la eliminación del grupo. WeChat está operado por el gigante digital chino Tencent.
En China las plataformas más populares retiran habitualmente los contenidos que el gobierno considera censurables.
Acusan a autoridades de permitir descontrol del virus
Los familiares acusan a los gobiernos provinciales de Wuhan y Hubei de permitir que el COVID-19 se descontrolara, primero para tratar de ocultar el brote cuando surgió por primera vez en la ciudad, en diciembre de 2019, y luego por no alertar al público.
Según las cifras oficiales chinas, el COVID-19 mató a casi 3.900 personas en Wuhan, la gran mayoría de los 4.636 muertos registrados en China.
Muchos familiares desconfían de estas cifras por la falta de test en los primeros días del brote.
Hasta ahora el COVID-19 ha matado a más dos millones de personas en todo el mundo.
Aunque China ha controlado ampliamente la pandemia en su territorio, también ha frustrado los intentos independientes de rastrear sus orígenes. Además dio a entender, sin pruebas, que surgió en otro lugar.
Un equipo de expertos de la OMS pudo finalmente entrar en Wuhan hace dos semanas. Su investigación sobre el origen del virus, muy vigilada, comenzará el jueves, bajo estrictas medidas de seguridad.
Otra familiar, una mujer jubilada que afirma que su hija murió a causa del virus en enero, dijo a la AFP que las autoridades la citaron la semana pasada y le advirtieron de que no debía “hablar con los medios de comunicación ni ser utilizada por otros”.
El martes, las autoridades llamaron a su puerta con “la misma canción de siempre”, explica. “Me dieron 5.000 yuanes, 775 dólares, como ‘pago por el pésame’”, añade, sin querer identificarse.
El gobierno del Partido Comunista oculta cualquier tema que dé una mala imagen de su gobierno y los primeros días del virus siguen siendo una cuestión muy delicada.
Varios familiares de Wuhan intentaron presentar demandas para pedir indemnizaciones y condenar a los funcionarios, pero dicen que los tribunales se han negado a aceptarlas.
El gobierno de Wuhan no ha respondido a las preguntas de la AFP sobre las familias y sus demandas.
Zhang pidió a los expertos de la OMS que se reunieran “con valentía” con los familiares aunque reconoce que ese encuentro es muy poco probable.
Con información de AFP