Ésta es una de las tres propiedades del diputado por el Partido del Trabajo, Mauricio Toledo, por las cuales la fiscalía capitalina realiza una investigación por enriquecimiento ilícito.
Se trata de una finca de 5 mil 900 metros cuadrados, con una cancha de futbol, áreas verdes, dos casas y hasta caballerizas.
Está asentada en la colonia San Miguel Xicalco, alcaldía Tlalpan, al sur de la capital mexicana.
De acuerdo con la indagatoria, su valor es de 23 millones de pesos.
Documentos del Registro Público de la Propiedad señalan que fue adquirida en 2011, cuando Toledo era diputado del PRD.
La Fiscalía de Servidores Públicos cuenta con un análisis de sus ingresos y gastos, sustentados por reportes bancarios y sus declaraciones patrimoniales de 2012 a 2019.
Según los depósitos bancarios que recibió en ese periodo ascienden a 20 millones 826 mil pesos, pero su remuneración por el cargo público que tenía fue de 9 millones 406 mil.
Esto implica una diferencia de 11 millones 420 mil pesos que el petista deberá justificar ante las autoridades.
Ésta es otra de sus propiedades bajo la lupa.
Es un departamento ubicado en el 435 de Eje 8 Sur, Edificio Torre B, en la colonia Santa Cruz Atoyac, alcaldía Benito Juárez, cuyo valor se estima en 7 millones 500 mil pesos.
El tercer inmueble está en Avenida Cuauhtémoc 1146, Edificio Torre C, en la colonia Del Valle, cuyo precio ronda los 4 millones de pesos.
Así, mientras la carpeta se integra, autoridades capitalinas han solicitado el desafuero de Toledo para ejercitar acción penal en su contra.
Por su parte, Toledo respondió en una carta que las pesquisas responden a una “persecución política”, a lo que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, contestó que la indagatoria tiene sustento.
En otras ocasiones, el exdelegado de Coyoacán había sido señalado por extorsión a constructoras y agresiones a opositores, usando presuntamente a golpeadores que operan en los “Pedregales”.
Sin embargo, la denuncia por enriquecimiento ilícito sería la primera, de ocurrir su desafuero, que estaría en manos de un juez penal.