Durante el transcurso de la pandemia, los científicos han ido midiendo los riesgos de contraer COVID-19 al considerar múltiples actividades cotidianas, como el mantener el contacto con las superficies —pantallas de smarthphones, billetes, manijas de puerta, barandas de buses o cajeros automáticos—, llevarse la mano a los ojos o la simple conversación entre el trabajador de un negocio y su cliente.
La discusión sobre si el tipo de sangre también nos puede exponer a una vulnerabilidad mayor frente al coronavirus continúa y se abren nuevas rutas de investigación.
En esa línea, ahora los científicos advierten de forma preliminar que la sangre tipo A sería más susceptible a almacenar SARS-CoV-2 en las células de las vías respiratorias y generar síntomas graves, a diferencia de las sangres de tipo B u O.
El reciente estudio se ha publicado en Blood Advances, revista médica quincenal de la Sociedad Estadounidense de Hematología.
La observación principal radica en el RBD o ‘dominio de unión al receptor’, que es un fragmento inmunogenético del virus cuyo fin es asentarse en células huésped, porque este se adhiere a moléculas únicas o también llamados antígenos de la sangre tipo A, lo que desencadenaría la infección fácilmente.
Sin embargo, el Dr. Sean Stowell, médico y científico en el Hospital Brigham and Women’s de Massachusetts (Estados Unidos), se preguntó si ese factor de ingreso del coronavirus a las células es concluyente. Por el momento, lo calificó como “indefinido”.
Por otro lado, con respecto a las personas con sangre de tipo O, ellas desarrollan un 50% menos de síntomas graves en comparación con las de sangre tipo A, conforme al Instituto Nacional de Genoma Humano.
El Dr. Torben Barington, inmunólogo clínico del Hospital Universitario de Odense y la Universidad del Sur de Dinamarca, tampoco se explica por qué los del grupo B presentan más complicaciones por la COVID-19 que el grupo O. “Aún necesitamos aprender cuáles son realmente los mecanismos”, añadió.
A partir de los experimentos realizados en el estudio, el RBD no muestra preferencias en unirse a antígenos (proteínas y azúcares) de glóbulos rojos, pero sí se comportó sospechosamente con los marcadores del tipo A en las células respiratorias.
Fumiichiro Yamamoto, inmunohematólogo del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras de Barcelona, sostuvo otra postura: la lectura de resultados en el cuerpo humano puede variar, ya que los datos se extrajeron de un laboratorio. Solo queda esperar a que estudios complementarios ratifiquen o hallen otra respuesta alternativa.