Lo cuenta la Investigadora Científica del CSIC y Jefe del Grupo Neurobiología Molecular en el Instituto de Biología Funcional y Genómica (CSIC-Universidad de Salamanca), Ángeles Almeida, quien asegura que “la educación es la única vía para erradicar el machismo y, en este aspecto, las familias y los maestros están haciendo un buen trabajo”, ahonda.
Cada 8 de marzo se conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos. Un día para recordar todos los avances y también para reivindicar el trabajo que aún queda por hacer ante las desigualdades que continúan produciéndose entre hombres y mujeres en todo el mundo.
Lamenta que Neurociencias, como ocurre en general en otros campos de la Ciencia, “en los primeros estadios de la carrera científica hay un predominio de mujeres. Sin embargo, a medida que ascendemos a escalas superiores, el perfil se invierte y hay un mayor porcentaje de hombres”.
-¿Qué le hizo seguir una carrera científica? ¿Por qué Neurociencia?
-“Me he criado en un ambiente académico y científico. Mi padre era médico, con una gran inquietud y curiosidad científica que nos inculcó, desde pequeños, a mis hermanos y a mí. Fue un innovador para su tiempo. Además, tenía grandes amigos científicos y, a menudo, se establecían tertulias en casa muy enriquecedoras. También, contribuyó en gran medida mi abuelo, con sus historias de la Facultad de Medicina de Madrid y sus ilustres profesores Ramón y Cajal, Jiménez Díaz y Juan Negrín. En el Instituto, tuve excelentes profesores de Biología y de Química, lo que me llevó a estudiar Farmacia. Aunque nunca tuve vocación de farmacéutica, la carrera me permitió estudiar asignaturas de Bioquímica y Biología Molecular que me encantaron, en parte gracias a mi profesor, José Mª Medina. En cuarto de carrera me incorporé a su grupo, donde realicé la Tesis Doctoral. Fueron tiempos de mucho trabajo, pero de mucha ilusión.
El destino fue el que me metió en el mundo de la Neurociencia. Durante mi Tesis, yo trabajaba en hígado, pero en el grupo de Medina conocí a mi marido, también científico, que estaba trabajando en cerebro. Decidimos ir de estancia postdoctoral a Londres, al Instituto de Neurología, donde comencé a estudiar las causas del daño neuronal en el infarto cerebral, que me enganchó de tal manera que ha sido siempre y es uno de los objetivos fundamentales de mi actividad científica. Ahora sé que la investigación en Neurociencias es mi verdadera vocación”.
-¿Ha curado el paso del tiempo el machismo de la sociedad? ¿Se ha visto en alguna situación complicada?
-“Aunque lamentablemente el machismo sigue presente en nuestra sociedad, en los últimos años hemos avanzado en la igualdad entre hombres y mujeres y, poco a poco, se van consiguiendo muchas cosas. Creo que la educación es la única vía para erradicar el machismo y, en este aspecto, las familias y los maestros están haciendo un buen trabajo. Me preocupa mucho que volvamos atrás y que se escuchen noticias de maltrato o control de chicos jóvenes sobre sus parejas. Por eso hay que seguir luchando. También me preocupa que se malinterprete el término feminismo. Yo soy una feminista convencida y, por tanto, creo y defiendo la igualdad entre hombres y mujeres, pero sin primacía de uno sobre otro.
Nunca me he visto en una situación realmente complicada, aunque sí he tenido que aguantar más de una vez comentarios inadecuados, fundamentalmente ligados al físico. Antes la mayoría de las reuniones y comités científicos estaban formados y liderados por hombres que no siempre tenían la educación que les exigía su puesto. Afortunadamente, esto ya no ocurre”.
-Se sepa o no de Ciencia, todos conocemos a hombres científicos, pero no ocurre lo mismo con las mujeres científicas ¿cómo cree que se podría cambiar esta tendencia?
-“Esta tendencia ha cambiado en los últimos años. En general, la sociedad valora la investigación y reconoce por igual la labor científica de los hombres y las mujeres. Yo estoy en el Instituto de Biología Funcional y Genómica con alto número de científicas relevantes, cuya trayectoria científica es similar al de los hombres. Sin embargo, también pienso que esa labor de cambio que se ha iniciado hay que seguir potenciándola. Es importante fomentar la visibilidad de la mujer en la Ciencia, fundamentalmente entre la gente más joven, y es una labor que debemos hacer todos, hombres y mujeres”.