Una dieta equilibrada resulta beneficiosa en cualquier momento, pero mucho más cuando se está embarazada. Una alimentación saludable y segura que aporte todos los nutrientes necesarios, junto a una actividad física adecuada, favorecerá la salud tanto de la futura mamá como del bebé.
Durante esta importante etapa de la vida, también es fundamental extremar las medidas de higiene culinarias y evitar el consumo de ciertos alimentos para prevenir riesgos que, «aunque poco frecuentes, pueden tener consecuencias negativas para el feto o la propia mujer gestante», como señala la Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Este organismo ha editado recientemente un cuadríptico informativo en el que actualiza sus consejos dietéticos para un embarazo sin riesgos.
En este documento, se enumeran aquellos alimentos que las mujeres embarazadas deben eliminar de su dieta, entre los que se encuentran los crudos, desde la leche cruda y quesos frescos o de pasta blanda, tipo Brie, Camembert, Burgos, mozzarella y quesos azules -si en la etiqueta no dice que estén hechos con leche pasterizada-, hasta los brotes crudos (soja, alfalfa…) o los huevos crudos o preparaciones elaboradas con huevo crudo (salsas y mayonesas caseras, mousses, merengues y pasteles caseros, tiramisú, helados caseros o ponches de huevo). En el caso de los quesos, se recomienda además quitar las cortezas a todos y prescindir de los loncheados o rallados industriales.
Del mismo modo, la AESAN aconseja no consumir la carne cruda, como el carpaccio o el steak tartar, o la carne poco hecha, de caza silvestre (animales de caza como el jabalí o el venado) o los productos cárnicos loncheados.
Las amantes del sushi, sashimi o el ceviche tendrán que esperar a dar a luz para disfrutar de nuevo de estos suculentos bocados ya que se desaconseja ingerir pescado crudo y también el ahumado, así como moluscos tales como las ostras, las almejas o los mejillones al natural. Siguiendo con los productos del mar, AESAN incluye al pez espada o emperador, al atún rojo, a tiburón (cazón, marrajo, tintorera, etc.) y al lucio, entre los alimentos a evitar durante la gestación.
Las frutas, las verduras y hierbas aromáticas crudas -incluso las ensaladas que venden preparadas- deben lavarse con agua con lejía «apta para desinfección del agua de bebida», a razón de 1,2 a 2 ml del producto desinfectante por cada litro de agua, y dejarlas sumergidas al menos 10 minutos para enjuagarlas por último con abundante agua. Tampoco se debe ingerir directamente frutas y verduras congeladas envasadas si en el etiquetado indica que se deben cocinar (batido con espinacas congeladas, por ejemplo).
Preferible dejar en las estanterías de los supermercados los patés refrigerados y, si no se está inmunizada frente a la toxoplasmosis, tachar de la lista de la compra los productos cárnicos crudos curados, como el chorizo, salchichón, salami o el jamón curado, que solo se pueden consumir después de cocinarse a más de 70ºC durante dos minutos en el centro del producto (en croquetas, rehogados, pizzas…) y los sándwiches envasados u otros alimentos envasados listos para consumir que contengan vegetales, huevo, carne, fiambres, pescado y derivados.
En cuanto a las bebidas, aparte de eliminar las bebidas alcohólicas o que lleven alcohol, durante el embarazo se deben evitar bebidas azucaradas y energéticas y los zumos, preferiblemente naturales y recién exprimidos, aunque si se compran envasados tienen que estar pasteurizados. Del mismo modo, se debe moderar el consumo de cafeína ya sea café, té, chocolate o bebidas de cola.
Toma nota de estos consejos
Además de eliminar de la despensa y la nevera ciertos alimentos, hay que prestar especial atención a la forma de cocinar pricipalmente la carne y el pescado. La Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición aconseja que se haga a más de 70ºC, al menos durante dos minutos. Aunque una manera fácil de comprobar si está en el punto adecuado para la gestante es fijarse en que cambie de color en el centro del producto.
En el caso de utilizar el microondas para cocinar o recalentar los alimentos, se debe seguir las instrucciones del fabricante para elegir el tiempo y potencia adecuados, asegurando que se alcanza la citada temperatura de 70ºC.
Y si sobra comida ya cocinada, se tiene que refrigerar lo antes posible en recipientes cerrados, separados y lejos de los quesos y los alimentos crudos; asegurarse de que el frigorífico mantiene una temperatura correcta (5ºC o inferior), y consumir las sobras en poco tiempo. En concreto, AESAN señala que no deben estar más de dos horas a temperatura ambiente y, antes de su consumo, hay que calentarlas a más de 70ºC durante al menos dos minutos. procura que se consuman en poco tiempo
Siempre hay que respetar la fecha de consumo preferente o de caducidad de los alimentos que se adquieren ya cocinados y leer las instrucciones del etiquetado para calentarlos adecuadamente.
Y, como en cualquier momento que se precie, pero más aún estando embarazada, AESAN recomienda extremar las medidas de higiene en la cocina, lavándose las manos con jabón y agua caliente, al menos durante 20 segundos, antes y después de manipular los alimentos, y especialmente después de usar el cuarto de baño; y lavando a fondo las superficies y los utensilios utilizados después de manipular carnes, pescados, huevos, frutas y vegetales no lavados y cualquier otro alimento crudo.