Escuelas cerradas, pobreza creciente, matrimonios forzados y depresión: después de un año de pandemia, todos los indicadores que miden el desarrollo infantil y adolescente han retrocedido, un revés que presagia un estigma duradero para toda una generación, advirtió este jueves Unicef.
Ha aumentado el número de niños que pasan hambre, que están aislados, maltratados, ansiosos, que viven en la pobreza y que se han visto obligados a casarse”, dijo Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en un comunicado emitido al cumplirse un año de que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia de covid-19.
Su acceso a la educación, la socialización y los servicios esenciales que incluyen salud, nutrición y protección ha disminuido. Las señales de que los niños llevarán las cicatrices de la pandemia en los próximos años son inconfundibles”, dijo Fore en la nota.
Ante tales efectos “devastadores”, la directiva de Unicef instó a poner a los niños “en el centro de los esfuerzos de recuperación”, en particular “dando prioridad a las escuelas en los planes de reapertura”.
Unicef citó una serie de cifras preocupantes en apoyo de las palabras de Fore.
Si bien la pandemia ha golpeado sobre todo a adultos mayores, los niños y adolescentes menores de 20 años representan el 13% de los 71 millones de casos de coronavirus reportados en los 107 países que proporcionaron datos específicos por edad.