Desde el año 2000, cuando el músico Sax fue con Maldita Vecindad a tocar a la Prepa Popular, se enamoraron. Ella rememora a Proceso, luego de su velorio el lunes 15 de marzo, los detalles de la historia común desde el principio, hasta el desenlace inesperado. Jessica Franco Landero Jezz lo hace con ternura, furia y valentía, hasta completar un perfil de la vida y el arte de Eulalio Cervantes Galarza, con quien procreó dos hijos: Natasha y Andry Sax.
Una de las virtudes que en pandemia ha desarrollado Jessica Franco Landero, sobre todo a raíz de las dolencias que llevaron la madrugada del domingo 14 de marzo a la desaparición física de su compañero, el músico potosino Eulalio Sax Cervantes Galarza, es tener paciencia.
“¡No, si yo no sólo lo amaba, yo lo idolatraba, es el amor más grande que he tenido! Sax era y es mi mundo”, sostendrá con voz en cuello a Proceso Jezz –como cuates cercanos le dicen de cariño– al recordar su amor por Sax (quien, a su vez, solía afirmar que gracias a la música conoció el amor, tanto a ella y por sus hijos Natasha Sax y Andry Sax).
Ahí, en la Gayosso Sullivan, junto al sombrero y saco rojos del artista flotando con dos imágenes en concierto y un Cristo sobre los ramilletes de rosas blancas, margaritas y la urna, ella contuvo lo mejor que pudo la ira cuando su hijo menor de 15 años de edad descubrió a algunos advenedizos transmitiendo en vivo. Ángel guardián del multi-instrumentista potosino, Jezz mandó parar aquello antes de que, al son de un mariachi, armaran la romería:
“A ver, a ver, por favor… ¡Esto no es ningún pinche concierto pa’que se estén tomando selfies! Carnales, se los repito: por favor, si van a seguir sacando fotos evítenme la pena de decirles que se pasen a retirar.”
Historia parcial de proceso: Jessica y “Sax”, un amor eterno