La última novela de la escritora Pilar Quintana, ‘Los abismos’, despierta, entre muchas emociones, una intensa nostalgia al sumergirnos en la Cali de mediados de los 80 que existe en los recuerdos y en la imaginación de quienes vivimos y crecimos en esa época. Estar de nuevo en el Club San Fernando, el almacén Sears, la pizzería El Búho de Humo, recordar el sabor de los sandys… También produce otro tipo de tristeza, quizá más honda y amarga, y es la de contemplar la pérdida de la ingenuidad de un niño, las duras experiencias que algunos deben vivir y que podríamos evitar si el mundo fuera un lugar justo y bueno y no un espacio sumido en el torbellino de emociones y pasiones en el que vivimos.
La pequeña Claudia, de ocho años, protagonista y narradora de esta novela, debe contemplar la lenta desintegración de su familia causada por algo fortuito, en apariencia banal, pero que transforma todo para siempre. Un punto de no retorno que se cruza sin saberlo (en apariencia) y del que naturalmente ya no se puede volver. La historia se va desarrollando a través de la mirada ingenua de esta niña que, por más que se vea obligada a entender muchas cosas de golpe, que la obligan a crecer apresuradamente, hay mucho que solo podrá dimensionar en su justa medida luego, con el paso del tiempo, cuando haya dejado atrás gran parte de la inocencia con la que aún contempla el mundo y a sus padres. Esa pérdida temprana de la inocencia, causada por la insensatez de los adultos, produce pesar, más cuando se ha experimentado en alguna medida. Claudia quiere seguir siendo niña, continuar explorando con inmensa curiosidad la historia de su familia y sus abuelos, jugar con su muñeca Paulina, pero las circunstancias la obligan a entender cosas del mundo adulto y la condición humana que, aunque no logre discernir en toda su complejidad, la llevan a ver otra realidad más dura y amarga.
«Entonces lo vi en sus ojos. El abismo dentro de ella, igual al de las mujeres muertas, una grieta sin fondo que nada podía llenar».
‘Los abismos’, de Pilar Quintana, obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2021.
Foto: Especial para Gaceta
Narrada a través de fragmentos cortos, con muchos diálogos, fluye ‘Los abismos’ a un ritmo firme, siempre avanzando, manteniendo la velocidad, el tono y la tensión, algo que al estar tan bien hecho podría parecer sencillo y muy fácil, pero que en realidad no lo es; es una muestra de la experiencia y artesanía de la escritora, de su lectura de autores como Kurt Vonnegut, que en apariencia son amables con el lector pero saben que una vez enganchado, lo único que se puede hacer es seguir hacia adelante y no parar, avanzar hasta la conclusión sin demasiados rodeos.
Son muchos los temas que atraviesan esta novela, la quinta de su autora y sucesora de un libro con muchos reconocimientos: ‘La perra’ (ganadora del IV Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana en 2018 y finalista del National Book Award 2020, en la categoría de Mejor traducción literaria).