La cantidad y calidad de los anticuerpos contra la covid-19 varían con la edad, según un estudio, el cual sugiere que las diferencias en las manifestaciones clínicas de la enfermedad en niños, en comparación con adultos, “podrían deberse, en parte, a las respuestas inmunitarias relacionadas con la edad”.
Los estudios realizados desde el inicio de la pandemia sugieren que los menores son más propensos a manifestar síntomas leves y tienen un menor riesgo de desarrollar una enfermedad respiratoria grave que los adultos, pero hasta ahora se desconocía en qué difería la respuesta inmunitaria entre los distintos grupos de edad.
Los autores investigaron si la cantidad y calidad de los anticuerpos contra el coronavirus es diferente entre niños, adolescentes y adultos, para lo que evaluaron 31,426 pruebas de anticuerpos de realizadas en Nueva York entre 9 de abril y el 31 de agosto de 2020, según el estudio que publica JAMA (Revista de la Asociación Médica Estadounidense).
Aunque la seroprevalencia era “similar” en las poblaciones de pacientes pediátricos y adultos, una evaluación centrada en los perfiles cuantitativos y cualitativos de los anticuerpos contra el SRAS-CoV-2 reveló “diferencias clave” en las respuestas de los anticuerpos humorales en función de la edad.
Los resultados indican que los niños más pequeños presentan niveles más altos de actividad de anticuerpos IgG (inmunoglobulina G), totales y funcionales que los adolescentes y los adultos jóvenes, de 19 a 24 años.
“Nuestros datos podrían explicar, en parte, la menor tasa general de síntomas y casos de enfermedad grave en los niños infectados por el SRAS-CoV-2”, escriben los autores del Weill Cornell Medicine de Nueva York.
La investigación evaluó las tasas de positividad de los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y los niveles de IgG, así como el nivel de anticuerpos totales (TAb) y la actividad de los anticuerpos neutralizantes sustitutos (SNAb).
Los niños mostraron una mediana de niveles de IgG, de TAb y actividad de SNAb más altos en comparación con los adolescentes y los adultos jóvenes.
Los adolescentes también tenían una mediana más alta de los valores estudiados que los adultos jóvenes, mientras que las personas de 19 a 30 años mostraron los niveles más bajos de IgG.
El equipo considera que, puesto que las respuestas de anticuerpos son diferentes en los distintos grupos de edad, pueden estar justificadas las estrategias orientadas a este factor para la detección y el tratamiento de la enfermedad, así como el desarrollo de vacunas.
La menor incidencia de síntomas y la menor gravedad de la enfermedad en los pacientes pediátricos plantea la posibilidad de que esta población “pueda representar un importante reservorio para la transmisión viral en la comunidad”.
Por ello, el cribado de los niños en edad escolar, incluso de los que no presentan síntomas manifiestos ni están expuestos, puede ser un paso importante para frenar la pandemia, señalan los autores.