De los pueblos fantasmas que hay en México, es Real de Catorce en San Luis Potosí, el que ocupa un lugar privilegiado en el gusto de jóvenes y turistas, que cada fin de semana se aproximan a él para rememorar su historia minera, adentrarse en sus ruinas, sus minas y en todo aquello que en alguna época reflejó la mayor bonanza del país. El título de fantasma le fue otorgado por la pérdida de sus habitantes, de 14,000 que había en 1905 a 733 que permanecieron en 1921; pero no es lo único por lo que podría llamarse así; ya que el interior de sus minas aún es habitado por un peculiar personaje; un ente al que han otorgado el nombre de “El Jergas”
Si bien la presencia del jergas no es exclusiva de Real de Catorce, el mito se intensifica en sus minas, en especial en el socavón del refugio; pues se dice que al final de la jornada laboral, cuando ya los mineros partían hacia sus hogares, tenían que hacerlo siempre en par, nunca solos; ya que generalmente era el último hombre que salía, a quien se le aparecía un hombre ataviado como el superintendente de la mina, que le pedía lo acompañará de regreso al interior, los hombres confundidos por el aspecto de este hombre lo acompañaban, generalmente sin su lámpara de trabajo.
Muchos son los relatos de los compañeros; diferentes tiempos y espacios, pero todos coinciden en lo mismo, al notar la ausencia de sus compañeros, regresaban a buscarlos, encontrando en el camino un huarache, más tarde el otro, luego su lámpara de trabajo estrellada y los demás indicios que mostraban su paradero; cuando los encontraban, los hombres se encontraban inconscientes, algunas veces en la boca de un tiro, otras tantas a varios metros de altura sin escalera, y las menos ocurrentes, en un camino estrecho de la mina nunca antes transitado; lugares de difícil acceso y dificultado aún más, por la ausencia de su lámpara.
Los hombres cuando despertaban, siempre decían que en la obscuridad eran cargados y colocados en los sitios, y que cuando abrían los ojos perdían la noción total de su ubicación hasta que eran encontrados.
Según la tradición oral “el Jergas no es malo”; aún con la ausencia de pruebas, se atreven a asegurar que los sitios donde estos hombres eran encontrados, siempre correspondían a la ubicación de una rica veta, ayudándoles así a identificar los espacios más ricos. Coinciden también en recordar a un hombre que viste ropas viejas y un tanto sucias, de color obscuro, botas raras y su único distintivo, su lámpara de carburo.
Los habitantes de Real de Catorce saben de su existencia, se refieren a él como el espíritu de los minerales, otros aseguran que fue un hombre minero que murió trágicamente en su trabajo y que siempre se hace acompañar del sonido de un caballo; aseguran que no es extraño encontrar su lámpara encendida en alguna de las minas e incluso en el túnel de Ogarrio, único acceso al famoso pueblo mágico. Y tú ¿Te atreverías a visitar sus minas?