Esta pandemia ha traído grandes cambios, entre ellos una aceleración de la transformación digital y la migración a modelos híbridos y flexibles. Muchas industrias tuvieron que adaptarse rápidamente y evolucionar sus modelos operativos y de negocio.
Hemos visto grandes cambios en el sector detallista, de entretenimiento y hospitalidad, la banca, algunas dependencias del gobierno y, a nivel laboral, con la rápida adopción del “home office”.
El sector salud no es la excepción, y a pesar de los grandes retos que enfrentamos por la pandemia, la falta de infraestructura y los cambios que se han tenido en la forma de operar, también se ha venido transformando. Este proceso no es ni será sencillo, pero sin duda será benéfico para el sistema de salud y, sobre todo, para los pacientes.
El sistema de salud en México es complejo y con un gran número de actores, pero nos enfocaremos solamente en pequeños – grandes cambios que se han dado en 4: la COFEPRIS, hospitales privados, los médicos y los pacientes.
Comenzando con la COFEPRIS, en los últimos dos meses ha realizado cambios que buscan hacer más ágiles varios de los procesos que son claves para el sector. Recientemente anunció la agilización de los procesos del comité de Moléculas Nuevas, adoptando las mejores prácticas de la Agencia Europea de Medicamentos. Estos ajustes ayudarán a destrabar las múltiples solicitudes que están pendientes y, acelerar la evaluación de productos innovadores. De la mano, se dio la creación del COFEPRIS Tracker, para dar seguimiento a los trámites que se tienen con la autoridad.
En lo que se refiere a los protocolos de investigación, se recortan los plazos para las solicitudes de autorización y se fortalecen los procesos de vigilancia sanitaria. Esto fomentará la investigación de medicamentos biológicos, biotecnológicos, de nuevos recursos y en estudios de bioequivalencia. Sin duda, una de las grandes oportunidades para México, por la diversidad de su población y por la calidad de investigadores que tenemos.
En cuanto a los hospitales privados, se vieron fuertemente afectados por la reducción en los procedimientos programados y, en algunos casos por la incapacidad que tuvieron para adaptar sus operaciones y flexibilizar sus espacios para atender pacientes con COVID. Aquellos que fueron capaces de adaptarse, apoyaron al gobierno para aumentar la capacidad hospitalaria y poder enfrentar la pandemia.
Como resultado de este impacto, están profundizando sus procesos de transformación administrativa y flexibilizando sus operaciones invirtiendo en tecnología que les permita redefinir su modelo de atención clínica y no clínica. Iniciativas que implican la captación de datos a lo largo del continuo del proceso de atención, herramientas que permitan la interoperabilidad de los mismos, habilitar a sus médicos con tecnologías y entrenamiento para realizar telemedicina, “wearables” para monitoreo remoto y con ello ofrecer modelos de atención híbridos a sus clientes. Incluso colaborando con los pagadores y proveedores de servicio, para generar productos o soluciones que hagan más accesible los servicios hospitalarios.
Los médicos también han tenido que adaptarse, para continuar con la atención de sus pacientes comenzaron con tecnologías existentes como el teléfono móvil y las herramientas para conferencias virtuales, para luego integrarse a plataformas de telemedicina. El gran reto que enfrentan está en que, en muchos casos, no existe un expediente electrónico, los estudios diagnósticos no están digitalizados o lo están, pero no están las herramientas para compartirlos de manera segura, no cuentan con la capacidad para generar recetas electrónicas y, por último, la falta de entrenamiento para la atención remota.
Finalmente, nosotros los pacientes/consumidores. Por precaución dejamos de acudir al doctor u hospitales y fuimos más conscientes del cuidado de nuestra salud. Tomamos una postura preventiva y no reactiva y, con la ayuda de la tecnología, nos cuidamos y monitoreamos. ¿cuál es el resultado de esto? Estamos convirtiéndonos en dueños de nuestra información de salud, aquellos con capacidad tecnológica como un teléfono inteligente, están integrando un expediente electrónico al cual podremos ir integrándole distinta información – certificado digital de vacunación, pruebas PCR, pasos durante el día, etc. En el futuro, contaremos con nuestra historia clínica completa y, decidiremos qué información queremos compartir.
El futuro de la salud nos ha alcanzado, la tecnología jugará un rol fundamental en la transformación del sistema de salud en México. El sector privado y las empresas tecnológicas están liderando estos esfuerzos que servirán de referencia para la transformación del sector público. El paciente estará en el centro y la información jugará un rol fundamental. Herramientas cómo blockchain para garantizar el intercambio y actualización del expediente electrónico, IoT para monitoreo remoto, el uso de inteligencia artificial para pre-diagnóstico de enfermedades, analítica y economía del comportamiento para diseñar intervenciones para el apego a tratamientos, esquemas innovadores de financiamiento y acceso, pagadores con modelos enfocados en el valor y los resultados. Para que este proceso transformador se acelere y consolide es fundamental que la COFEPRIS siga impulsando los cambios necesarios para la adopción de estos nuevos modelos de operación.
Con información de El Economista