A pesar de que México, como en otros países de América Latina que han sido marcados por las dictaduras, no ha vivido un golpe de Estado, en los últimos años en el territorio nacional se ha desplegado la fuerza militar dentro y fuera del ámbito de seguridad, con lo que se deja ver el nivel de poder que tienen las instituciones militares y permite cuestionar qué margen de poder conserva el Gobierno civil.
De acuerdo con un análisis de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), desde diciembre de 2006 se han registro un aproximado de 350 mil homicidios dolosos y, de acuerdo con lo que el propio Gobierno en turno ha señalado, hay alrededor de 85 mil personas desaparecidas en el país.
Cabe resaltar que la cifra está contextualizada a partir del recrudecimiento de la guerra contra la delincuencia en México hace casi 15 años, el cual se caracterizó por el despliegue territorial de las Fuerzas Armadas y por una estrategia de perseguir a los líderes de los cárteles de narcotráfico. En aquel entonces el Jefe del Ejecutivo federal era el panista Felipe Calderón Hinojosa.
Cuando Andrés Manuel López Obrador era, por segunda vez, candidato a la Presidencia de la República en 2012 prometió que si llegaba al Gobierno federal, “sacaría al Gobierno de las calles” y en su lugar fortalecería a la Policía federal, la cual estaría profesionalizada. Después, para su tercera candidatura presidencial, aseguró que el modelo de seguridad del sexenio de Enrique Peña Nieto era bélico y que no resolvía nada, por lo que nuevamente sostuvo que reorientaría la estrategia contra la violencia.