Un grupo de senadores que investiga la gestión de la pandemia de coronavirus por parte del Gobierno de Jair Bolsonaro denunció este martes que ha “recibido diversas amenazas” y exigió que sean investigadas por la Policía Federal.
La denuncia la presentó el senador Randolfe Rodrigues ante la comisión de la Cámara alta, creada y dominada por la oposición para esclarecer si el Gobierno de Bolsonaro fue “omiso” en el combate a una pandemia que ya deja en el país más de 436,000 muertes.
Según dijo Rodrigues, del opositor partido ecologista Rede, esas amenazas, de la más “diversa” gravedad, fueron recibidas por varios miembros de la comisión investigadora a través de sus redes sociales y sistemas de mensajería personales.
“Parece una acción coordinada”, sostuvo el senador, quien por eso mismo consideró que el caso deberá ser investigado por la Policía Federal, a fin de esclarecer la veracidad de las amenazas y, si fuera necesario, identificar y castigar a los responsables.
La comisión ha sido objeto de durísimas críticas del presidente Bolsonaro y de activistas de la ultraderecha que lidera, que en su mayoría mantienen una línea negacionista en relación a la pandemia, cuya gravedad ha sido minimizada desde el mismo inicio por el propio gobernante.
La intención del grupo parlamentario es esclarecer si esa postura y la recomendación del Gobierno de usar medicamentos sin comprobada eficacia para tratar la covid-19 y sus continuas críticas a medidas de aislamiento social contribuyeron a aumentar la incidencia de la pandemia en el país, uno de los más afectados en el mundo.
La denuncia sobre las amenazas recibidas por miembros del grupo parlamentario fueron presentadas por Rodrigues en la apertura de una sesión en la que será interrogado el excanciller Ernesto Araújo, quien ejerció el cargo entre enero de 2019 y marzo pasado, cuando renunció presionado por sectores políticos afines al Gobierno.
En el período en que dirigió la política exterior, Araújo fue un duro crítico de China, país al que calificó en forma peyorativa de “comunista” y “dictatorial”, lo que según la oposición constituyó un obstáculo para la obtención de insumos médicos y vacunas producidos por la potencia asiática.
También se opuso a las medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), institución que llegó a incluir en lo que calificaba de “organismos globalistas” que, en su opinión, tenían como objeto promover el llamado “marxismo cultural”.