En la elección del pasado domingo 6 de junio, ambas coaliciones se declararon triunfadoras y no dejan de tener cierta razón. Analicemos los números de cerca: la votación federal de la oposición, PAN, PRI, PRD y MC, fue de 22,798,242 votos, que es mayor a la de MORENA y sus aliados que fue de 20,904,670 votos; si excluimos a Movimiento Ciudadano, la diferencia es mínima.
Ahora si comparamos los votos obtenidos exclusivamente por las dos coaliciones, “Va por México” PAN/PRI/PRD sumó 12,575,879 votos y “Juntos Hacemos Historia” MORENA/PT/PVEM 12,802,391 votos. Lo que prácticamente representa un empate.
En las votaciones de las gubernaturas sucede algo similar. Si bien MORENA y sus aliados ganaron 11 estados, el PAN 2, Movimiento Ciudadano 1 y el PVEM 1 -esto sin tomar en consideración las impugnaciones en curso- la coalición “Va por México” compitió de tú a tú en todas estas elecciones. Si comparamos los votos obtenidos por la coalición MORENA/PT/PVEM y le sumamos los de cada partido en los estados en los que no fueron en alianza, el resultado es de 4,761,540 votos. Si hacemos la misma operación con la coalición PAN/PRI/PRD, el resultado es de 4,587,730 votos. Si tomamos en cuenta a Movimiento Ciudadano, tendríamos que sumarle a la oposición 1,316,639 votos, con lo cual el grupo opositor sumaría más votos que la coalición “Juntos Hacemos Historia”.
Donde sí difieren ambas coaliciones es en la distribución de sus votos, que es cualitativamente diferente. MORENA y sus aliados obtuvieron triunfos en la mayoría de las gubernaturas. La coalición “Va por México” y los partidos que la conforman, ganaron los principales centros urbanos del país, desde Hermosillo hasta Mérida pasando por Puebla, Cuernavaca y el poniente del Valle de México. Para el PAN especialmente representó un gran triunfo, ya que el punto de partida era la derrota del 2018 y se empezó a recuperar a una parte importante de su base política: la clase media y los grandes centros urbanos.
A pesar de los triunfos de MORENA y sus aliados, sus números les resultan amargos, por el antecedente del 2018, es decir, por venir de un triunfo arrollador, que durante casi tres años les dio un discurso político para aparentarse como casi invencibles, al punto de pregonar la legitimidad política para hacer un cambio de régimen a la altura de la restauración de la República con Juárez.
El Presidente sabe mejor que nadie lo que pasó, su enojo no pasa desapercibido, se muestra por doquier. Todas las mañaneras de la semana pasada las dedicó a denostar a quienes no votaron por MORENA. Su iracundia ahora se focaliza en la clase media y en cualquiera que pretenda tener una aspiración de éxito en la vida. En el extremo, intenta dividir a la oposición al invitar al PRI para que vote con su partido. El mismo día de la indecorosa propuesta, el dirigente del PRI le cerró la puerta en sus narices.
El Presidente sabe también que no es lo mismo venir de menos a más, como fue el caso del PAN, que pasó de 35 a 46 millones de personas gobernadas y que se estima pase de 78 a 113 diputados federales, que representan un incremento de aproximadamente el 45%, que venir de más a menos, como es el caso de MORENA, que pierde 50 diputados federales y por lo tanto la mayoría calificada, que sí tenía, aunque algunos lo nieguen. Basta con ver cómo destruyeron la Reforma Educativa y acabaron con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
El INE cumplió con creces su deber y sacó las tarjetas rojas que evidencian el desdeño del Presidente, a las instituciones y al estado de derecho. Pero para fortuna de todos, el INE salió más fortalecido que nunca de este proceso, con el aval que le dio la inusitada participación ciudadana del 52.66%.
En muy poco tiempo sabremos si el Presidente decide convocar a un ejercicio de revocación de mandato; sus números están muy apretados y él lo sabe. Si lo hace, la oposición irá unida, ya no habrá una disputa entre “Va por México” y Movimiento Ciudadano, no puede haberla, ambos son opositores a su gobierno.
La coalición “Va por México” está cohesionada y firme. Sus dirigentes acaban de ratificar su alianza legislativa, por cierto, la primera en la historia que surge de las dirigencias de los partidos y se extiende a sus grupos parlamentarios por toda una legislatura. Sin duda, con ello, la democracia mexicana entra a una nueva etapa en su proceso de maduración.
El autor es Presidente de la Comisión Política Nacional del PAN y fue parte en la construcción de Va por México. @SantiagoCreelM