Sinaloa fue campo de batalla en 2019. Ese año, las fuerzas armadas intentaron capturar a Ovidio Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa e hijo de Joaquín el Chapo Guzmán. Se vivieron meses de enfrentamientos, asesinatos y disputas internas.
Pero, de pronto, la cosa se calmó. Para 2018 se produjo un “milagro” o lo que muchos expertos llaman un posible arreglo subrepticio entre las autoridades y el cártel dirigido por Ismael el Mayo Zambada y los hijos del Chapo. Rubén Rocha Moya, gobernador electo de la entidad, ha alimentado ésta hipótesis. Tal vez, la paz llegó a Sinaloa por los pactos entre el gobierno y los narcos que permitirían garantizar cierta dosis de orden.
Quizá, no puede afirmarse con certeza, pero el propio futuro gobernador ha dado tintes para creerlo. Según advierte el diario Washington Post, una pax narca podría ser la solución a los muertos en México.
Rubén Rocha Moya, cuestionado por un supuesto entendimiento con el crimen organizado, decidido ceder el espacio al narcotráfico y no molestarlo en su operación ilegal, al menos así lo ha sugerido al ser cuestionado sobre sus planes de seguridad en la entidad.
El mandatario estatal, al igual que su amigo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha insistido en la estrategia marcada de “abrazos, no balazos”, que hasta el momento no ha logrado reducir los altos niveles de violencia. Impulsará un plan en el que mejorará sueldos, prestaciones, y seguros de vida a policías.
Los expertos en crimen organizado aseguran que sin excepción, los arreglos entre las autoridades y los narcos sufren un defecto, pues no se trata de un intercambio limpio de paz, sino más bien tolerancia para los narcos y dinero para los funcionarios involucrados.
En su columna de opinión El peligro de no actuar contra el narco en Sinaloa, el diario estadounidense resalta que los acuerdos con los criminales dependen de las relaciones con el gobierno, lo que se traduce en un corrupto sistema de seguridad. Por ello, no parece buena estrategia pactar con delincuentes para reducir la violencia. “La pax narca siempre acaba con poca paz y mucho narco”.
Como lo dio a conocer Infobae México de cara a las elecciones electorales del pasado 6 de junio, el cambio de gobierno en Sinaloa habría sido favorecido por supuestos integrantes del único grupo criminal hegemónico en la entidad, quienes operaron para dar inicio al llamado proyecto de la Cuarta Transformación, encabezado por Rubén Rocha Moya.
En Badiraguato, la cuna de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, y otros grandes capos de la droga, el grupo criminal estaría detrás del secuestro de Luis Alonso Iribe de 50 años, hermano de Guadalupe Iribe, candidata a la presidencia municipal por la alianza PRI-PAN-PRD.
“No puede haber un narco estado y un narco municipio más de lo que ya estaba”, dijo Mario Valenzuela, entre lágrimas y enojo, al hablar del secuestro de su cuñado.