México elevó el viernes el riesgo por COVID-19 en la capital del país y en el estado de Tamaulipas, según informó la Secretaría de Salud federal, que también alertó de un incremento notable de los contagios en la península de Yucatán y en Baja California Sur, dos regiones muy turísticas.
No obstante, más de la mitad del país sigue en nivel bajo, al que se le denomina semáforo verde.
Con más de 2,4 millones de contagiados acumulados y más de 230.000 muertes confirmadas por el coronavirus, México había tenido 21 semanas de descenso de la pandemia, pero la tendencia se revirtió esta semana por el aumento de los infectados en seis estados pese a que sigue creciendo el número de vacunados (más de 27,2 millones de personas, el 30% de la población adulta).
El viernes por la noche sorprendió que una de las entidades en donde se elevó el nivel de riesgo de bajo (semáforo verde) a medio (amarillo) fuera la Ciudad de México, puesto que el gobierno de la capital había anunciado por la mañana que a partir del lunes se permitiría un mayor porcentaje de aforo en lugares cerrados como cines, teatros, gimnasios, museos y tiendas, y que los restaurantes ya podrían operar en los horarios que tenían antes de la pandemia.
Nada de esto parece que podrá concretarse, si el gobierno de Claudia Sheinbaum atiende a las directrices federales. Incluso tendrían que volver a cerrar todas las escuelas, después de sólo dos semanas de clases presenciales, ya que el subsecretario Hugo López-Gatell, vocero del gobierno federal para la pandemia, ha dejado muy claro en varias ocasiones que el nivel de riesgo federal establece unos niveles mínimos: los estados pueden ser más restrictivos, pero no menos.
Después del anuncio de la Secretaría de Salud, las autoridades de la capital emitieron un comunicado en el que no aclararon si lo que habían anunciado por la mañana se modificaría o no, y sólo señalaron que el cambio de color del semáforo se debió a un ligerísimo aumento de la tasa reproductiva del coronavirus (su rapidez de contagio), y que las hospitalizaciones y las muertes seguían cercanas al mínimo de toda la pandemia.
Aunque en el pasado hubo ciertas discrepancias en la gestión del combate al COVID-19, habitualmente era el gobierno federal el más laxo y los estados o ayuntamientos los que optaban por mayores restricciones para su población.
Ahora ha ocurrido lo contrario en la capital del país, pese a que su jefa de gobierno siempre se mostró más cauta que el ejecutivo federal en la reapertura de actividades.
Con información de AP