El Gobierno neerlandés en funciones anunció este viernes que las obras de arte robadas a los judíos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial deben ser devueltas a la comunidad judía en Países Bajos, si no se puede localizar a los propietarios originales.
Las autoridades neerlandeses de la Agencia del Patrimonio Cultural están analizado la información disponible sobre los propietarios originales de unas 3,700 obras de arte, devueltas desde Alemania por las tropas aliadas después del final de la guerra, lo que incluye pinturas, dibujos, mobiliario, vajillas y alfombras.
La ministra de Educación y Cultura de Países Bajos, Ingrid van Engelshoven, aseguró hoy que las piezas que no puedan ser entregadas a sus dueños legítimos serán puestas a disposición de una institución cultural judía y por tanto transferidas de vuelta a la comunidad, aunque se expondrán también para mantener vivo el recuerdo de lo ocurrido.
“Los judíos se vieron obligados a vender su arte en condiciones a menudo espantosas. La obligación moral es hacerles justicia. Las obras que no podemos devolver y de las que no podemos encontrar a los familiares de los propietarios legítimos, se entregarán a la comunidad judía”, aseguró a la televisión neerlandesa NOS.
El Estado recibió las obras con la instrucción de localizar a los propietarios para devolverles las piezas, pero en muchos casos no hubo éxito en la búsqueda y ahora las autoridades están volviendo a analizar los datos disponibles en un último intento de encontrar a herederos o supervivientes.
En la actualidad, parte de las obras se encuentra en el depósito del Centro de Colección de Países Bajos y la otra parte se ha entregado en préstamos a diferentes museos, como el Mauritshuis de La Haya.
El año pasado, el Ministerio neerlandés de Cultura encargó una evaluación de la práctica de restitución al conocido como Comité Kohnstamm, y este recomendó en diciembre no tener en cuenta los intereses de los museos en los casos de la devolución de las piezas de arte relacionadas con la persecución de los nazis y pidió apostar por más “humanidad, transparencia y buena voluntad” en este tema y devolver las piezas a la comunidad judía.
Además, en pleno debate sobre la legitimidad del arte vendido en la guerra bajo la presión del nazismo, un museo neerlandés decidió el pasado abril compensar a los herederos del empresario judío Richard Semmel, quien vendió, para costear los gastos de su huida de Alemania, su colección de arte, incluido el cuadro “El cristo y la samaritana junto al pozo”, del italiano Bernardo Strozzi.