La música, la poesía y la pintura perderían el año 1973 a tres Pablos: Casals (Pau), Picasso y Neruda. Este último falleció un día como hoy 23 de septiembre, a los 69 años de edad.
El poeta inspiró como pocos el mundo de la música y el cine. Apenas el año pasado se estrenó una película titulada sencillamente “Neruda” con Gael García como el policía que lo persigue bajo el mando de Videla.
Hasta hace poco la justicia investigaba si fue envenenado por los esbirros de su régimen, aunque se descartó con nuevos estudios luego de exhumar el cadáver.
Sus obras más conocidas son también las más románticas, “20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada” y los “Versos del Capitán”.
Un poeta “muy enamorado”
Pero hoy venimos en plan de cotilleo y no a destacar la belleza de sus versos y sus logros, entre los que están nada menos que el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford, sino de su lado oscuro, que contrasta que esa aura casi mítica que lo encumbró por años como vaca sagrada de las letras.
“Un poeta tiene que estar siempre enamorado, hasta el último minuto de su vida”, le confesó a la periodista uruguaya María Esther Gillio, en una entrevista en 1970.
Y sí que lo cumplió. Neruda se casó tres veces, la primera con la holandesa María Antonieta Hagenaar, con quien tuvo una hija.
Abandonó a su hija
Hace un par de años se publicó “Malva”, la primera novela de la poeta neerlandesa Hagar Peeters en donde se cuenta como la niña fue víctima de abandono.
Tenía hidrocefalia, que en su caso se traducía en un tamaño desproporcionado de su cabeza. Su padre no tuvo mucha piedad con ella.
Decía que era “un ser perfectamente ridículo”, “una especie de punto y coma”, “una vampiresa de tres kilos”. Primero la ocultó y después la abandonó definitivamente cuando la niña apenas tenía dos años.
Infiel con sus esposas
Su segunda esposa fue Delia del Carril, a la que engañaría con la tercera, Matilde Urrutia, a quien a su vez la engañaría con su propia sobrina, Alicia Urrutia.
La Revista Algarabia da cuenta del romance en una de sus ediciones, en la que llama “depravado sexual” al también político chileno:
A mediados de los años 60, Alicia, hija del hermano de Matilde Urrutia, tuvo un romance con un hombre que la embarazó y la abandonó.
Viéndose sola, pobre y con una hijita qué mantener, Alicia aceptó la proposición de su tía para irse a trabajar a la casa donde vivía con su marido en Isla Negra.
Pablo —de casi 70 años— y Alicia se enamoraron y empezaron a tener relaciones a escondidas, pero un buen día Matilde regresó temprano a casa y los encontró “con las manos en la masa”.
Corre a su sobrina y perdona a Pablo
Doña Matilde corrió de la casa a su sobrina, a la que se dice de por sí ya trataba como criada y la menospreciaba, pero perdonó al poeta con la condición de que se fueran a vivir a París.
La citada película que protagoniza Gael García saca mucho del lado oscuro de Neruda, que no hace más que agrandar el mito nerudiano.
De Neruda se dice que solo se ve el lado bonito de su poesía, pero que se olvida que “algunos de sus textos expresaban un deseo de venganza sanguinario, y otros son abiertamente sexistas”.
Mientras, en la citada película dirigida por Pablo Larraín “se le ve frecuentar sórdidos burdeles y participar en orgías regadas de champán…”
“Descubrimos a una persona vanidosa y convencida de merecer la adoración que recibe, que es propensa a la ira y que no deja que el ideario que abandera le fastidie el disfrute de los decadentes placeres burgueses”.
Libro revela su lado oscuro
Lo anterior lo confirma el libro “El club de los execrables”, de Malcolm Otero y Santi Giménez, donde Neruda es definido como “uno de los poetas más populares del siglo XX , pero también un sátiro, un vanidoso recalcitrante, un padre monstruoso, un envidioso y un iracundo amigo de los dictadores más sanguinarios”…
Al que también le cae el ser “más cursi que Hello Kitty y más oscuro que Darth Vader”. También era bipolar, insoportable y envidioso.
No hay que olvidar que hace dos años se quiso rebautizar al aeropuerto internacional de Santiago con el nombre de Pablo Neruda, lo que de inmediato trajo fuertes protestas del movimiento feminista por ser un “maltratador de mujeres, que abandonó a su hija enferma y confesó una violación”.