Si algo nos ha caracterizado históricamente a quienes tuvimos la suerte de nacer de este lado del océano atlántico, ha sido nuestra capacidad de estudiar, y luego replicar toda clase de modelos educativos, sociales, económicos, de salud, y por lo que tengo mejores constancias, en los jurídicos.
Mientras en algunos países de Europa y estados de la Unión Americana están exigiendo para desplazamiento e ingreso a escuelas, oficinas y centros de ocio, un documento que denominan “pasaporte Covid”, que no es otra cosa, que la descarga del documento que acredita que has completado un esquema de vacunación contra el virus, en México, entre las autoridades y los particulares, optamos por un pasaporte Covid-19, pero a la mexicana. Te cuento.
Con el anuncio por parte de las autoridades educativas del inminente reinicio de las actividades escolares en todos sus niveles, no es fácil tomar la decisión de enviar a nuestros hijos de vuelta a la escuela sin vacunar. Especialmente cuando, según las cifras, nos cruzamos una nueva ola de contagios de la enfermedad. En Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de Joe Biden, señaló que se verán más niños en hospitales mientras no estén inoculados. En México, las autoridades de salud mexicanas en que por el momento no es necesario vacunar a niños mayores de 12 años.
¿Cómo tomar una decisión que enfrenta una colisión entre los derechos a la salud, a la vida, y a la educación de nuestras hijas e hijos? ¿Existe una manera de encontrar un equilibrio? ¿Quién será el responsable en caso de un esparcimiento de la enfermedad en un centro educativo? ¿Y a quién podremos reclamar en un caso de una fatalidad? Eso aún nadie lo tiene tan claro por el momento.
Aunque las autoridades insisten en que no será obligatorio que los menores asistan de forma presencial a los centros educativos, se ha difundido que los padres deberemos enviar a nuestros hijos con una carta responsiva (que no de liberación de responsabilidad), en la que asumimos y declaramos a ojo de buen cubero, que éstos se encuentran, en buen estado de salud, que los mandamos bien limpios y que si llegan a estar enfermos los vamos a llevar al médico.
Hasta allí, pienso que la medida no es buena, ni mala, y hasta pudiera ser tomado hasta como una medida de concientización para que reforzar las medidas de higiene. Lo malo es que, según reportes difundidos en redes sociales, comienza a suceder que las direcciones de algunos centros educativos han determinado que los padres o madres, firmen adicionalmente otro documento en donde eximen de toda responsabilidad a la escuela o a su personal, en caso de alguna fatalidad con los niños derivada de la Covid-19. Todo ello, claro está, porque ese sector de la población no está vacunado aún y porque en los colegios están tomando sus precauciones legales.
Pese a la decisión de no vacunar aún a ese segmento tan vulnerable de la población, también debemos considerar que, con acierto, desde el 24 de junio de 2021, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), autorizó la aplicación de la vacuna contra Covid-19 de Pfizer/BioNTech para personas a partir de los 12 años de edad. El 7 de julio del 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó una guía en su sitio de internet en la que señaló que los niños entre la edad de 12 y 18 años podrían ser vacunados con esta fórmula, por ser segura y eficaz contra el virus y sus variantes.
Siendo que conforme lo dispone la Ley General de Salud, la vacunación es obligatoria para la población, el único pasaporte Covid que se debiera exigir a todos, no solamente a los niños, es estar vacunados para ejercer determinado bloque de derechos. Llámese educación, libertad de tránsito e incluso, trabajo. Aunque a muchos no les guste reconocerlo, la vacunación contra enfermedades transmisibles es obligatoria y una medida de seguridad sanitaria.
El justo equilibrio entre todos estos derechos se encuentra en la vacunación. Solamente de esta manera, nuestros derechos (o una gran parte de ellos), podrán verse garantizados de forma efectiva. No existe por el momento, otra forma de contener la pandemia y de llevar una vida dentro de los estándares de la nueva normalidad.
con Información de Latinus