El gobierno de Estados Unidos esbozó este miércoles su plan para vacunar a millones de niños de 5 a 11 años tan pronto como se apruebe la vacuna contra el COVID-19 para los más pequeños, preparando las dosis y los lugares antes de la ajetreada temporada de Navidad.
El Gobierno de Joe Biden está trabajando para establecer clínicas de vacunación en más de 100 sistemas hospitalarios para niños en todo el país, así como en consultorios médicos, farmacias y, potencialmente, escuelas.
Si la vacuna de Pfizer Inc y BioNTech recibe una aprobación más amplia, el plan garantizaría “que se distribuya rápidamente y que esté disponible de forma conveniente y equitativa para las familias de todo el país”, dijo la Casa Blanca en un comunicado, señalando que los reguladores sopesarán la aprobación de forma independiente.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) está revisando la solicitud de Pfizer/BioNTech que busca la aprobación de su vacuna de dos dosis para los niños más pequeños y su panel de asesores externos tiene previsto opinar el 26 de octubre. La FDA suele seguir el consejo de su panel, pero no está obligada a hacerlo.
Los asesores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su siglas en inglés) opinarán sobre las recomendaciones de la vacuna en una reunión que tendrá lugar el 2 y 3 de noviembre y que su directora utilizará para hacer su propia recomendación.
Una vez que se apruebe, unos 28 millones de niños más en Estados Unidos podrán recibir la que sería la primera vacuna aprobada en el país para prevenir el coronavirus en los más pequeños.
La vacuna de Pfizer/BioNTech ya está aprobada para los niños de entre 12 y 17 años y las empresas aún la están estudiando para los menores de 5 años.
Tenemos que estar preparados para garantizar que podemos hacer llegar las vacunas a las familias tan pronto como la FDA y los CDC emitan su decisión”, dijo el doctor Vivek Murthy, jefe de los servicios de salud pública de Estados Unidos, en el programa “Today” de NBC News.
Aunque la tasa de mortalidad de los niños por COVID-19 es menor, muchos siguen padeciendo enfermedades y síntomas a largo plazo que aún se están estudiando. Se espera que muchos adultos que han dudado o se han opuesto a la vacuna, e incluso algunos que no se opusieron a la inoculación para sí mismos, se resistan a poner la inyección a sus hijos.