En el norte de México, un grupo de mil 723 ejidatarios protege el bosque que se extiende en sus tierras de uso común. Lo libran de incendios, sequías y plagas. También viven de él, pero sin sobreexplotarlo: mantienen una empresa forestal comunitaria, con un manejo sustentable, que les ha permitido colocarse entre los principales productores madereros en el país. El ejido El Largo y Anexos aporta el 17 % de la madera de pino y encino que se comercializa en el estado de Chihuahua. Sin embargo, todos estos logros están amenazados por la minería.
Entre 2009 y 2011, el Estado mexicano otorgó 16 títulos mineros que se encuentran total o parcialmente en el subsuelo del Ejido El Largo y Anexos, ubicado en el municipio de Madera. En total, esas concesiones abarcan 8 mil 143 hectáreas, es decir, el 3 % del territorio de la comunidad. Además, en los alrededores del ejido, en un radio de 10 kilómetros, se han otorgado 51 títulos que, en conjunto, abarcan 51 mil 161 hectáreas.
Y aunque las concesiones no especifican el tipo de minerales que se pretende explotar, sus titulares —tanto empresas, como personas físicas— podrían empezar trabajos de exploración en cualquier momento y, con ello, poner en riesgo el futuro del bosque, el ejido y su exitosa empresa forestal comunitaria.