En México existen al menos 16 variantes genéticas de la flor de nochebuena (Euphorbia pulcherrima), que poseen diferentes adaptaciones al frío y la humedad, pero solamente dos son explotadas para la generación de nuevos cultivares o conjuntos de plantas para cultivar, afirmó Laura Trejo Hernández, investigadora del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
Además, el germoplasma (conjunto de genes que se transmite por la reproducción a la descendencia por medio de células reproductoras o gametos) que existe de manera silvestre en varias regiones del país carece de protección y de estrategias de conservación in situ y ex situ, lo que pone en peligro su permanencia ante el constante cambio de uso del suelo. “Solamente un 30 por ciento de las nativas están amparadas en áreas protegidas del país”, alertó.
Los estudios de Trejo Hernández y sus colaboradores revelan que el norte de Guerrero es la fuente de germoplasma de los cultivares comerciales en Estados Unidos, donde se venden aproximadamente 70 millones de plantas en seis semanas durante la época decembrina. La Unión American es donde más se comercializa a nivel mundial.
Trejo Hernández comentó que esta flor contribuye anualmente con 250 millones de dólares a la economía de estadounidense, nación en la cual se produce y comercializa intensamente.
La especialista, quien la estudia a partir de una perspectiva histórica y biológica, señaló que actualmente existen más de 100 patentes extranjeras de distintos colores y formas, aunque los consumidores las prefieren de color rojo.
“En México tenemos más de 100 tipos de plantas para cultivo (cultivares), pero el 90 por ciento son de flores rojas, cinco por ciento blancas o amarillas; y otro cinco por ciento rosas, rosadas o marmoleadas”, explicó.