Hijo de un ex presidente de México emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y funcionario de alto nivel en una de las administraciones federales más controvertidas de los últimos años, Enrique de la Madrid Cordero marca distancia de todo aquello que pudiera desatar controversia en torno a su persona en el camino hacia la construcción de una candidatura presidencial.
En diálogo con Infobae México hace una crítica a los partidos políticos, que, asegura, sufrieron un duro golpe en la elección federal de 2018, que marcó la llegada del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la Presidencia de México, viraje que tres años después no ha terminado con los grandes problemas del país.
A su juicio, México puede superar los desafíos apoyándose en factores como su estabilidad macroeconómica, posición a nivel mundial, su bono demográfico, posición geográfica y recursos energéticos. Sin embargo, gran parte de estos temas no están en el debate político.
En la agenda partidista tampoco encuentra la necesidad de construir un país más próspero, incluyente y sustentable. Mucho menos soluciones para las cinco crisis que observa en México.
El PRI, EPN y Miguel de la Madrid
Aunque define su estatus actual como el de un ciudadano preocupado por la construcción de una nueva narrativa para enfrentar los problemas del país, el 10 de diciembre de 2021, durante un evento con empresarios aseguró que estaba en preparación de su candidatura presidencial para 2024.
“Me siento listo, preparado, y me estoy preparando todos los días; porque prepararse también es escuchar todos los días, o ir todos los días y también dar tus puntos de vista y recoger los puntos de vista de otra persona, eso es preparación”, afirmó entonces.
Pero De la Madrid Cordero no tiene el camino fácil: sobre sus hombros pesan tres estigmas: ser un hijo de un ex presidente priista, el mismo PRI y el haber sido secretario de Estado con Enrique Peña Nieto.
Ante estos tres grandes temas, el político pide que no se le etiquete, ya que en cualquiera de estos casos responderá por sus actos y “por lo que a mí me toca”.
Recuerda que cuando su padre, Miguel de la Madrid Hurtado, fue presidente (1982-1988) ya contaba con 20 años y México estaba con “una enfermedad mortal” derivada de la crisis de los combustibles, el 70% de las exportaciones de entonces eran petróleo y 40% de los ingresos del gobierno entraba por esta vía. Ante la caída de los precios internacionales, el país entró en quiebra hacia finales de la gestión del también priísta José López Portillo (1976-1982).
Ante este escenario, De la Madrid Hurtado llamó a la “renovación moral” como una medida para sacar adelante al país y superar los actos de corrupción registrados en gestiones anteriores.
“Las leyes vigentes han sido desbordadas por la realidad y ya no ofrecen bases sólidas para prevenir y sancionar la corrupción que la conciencia nacional exige erradicar. Si la renovación moral de la sociedad que ordena el pueblo de México ha de cumplirse, hay que empezar renovando las leyes e instituciones que tutelan la realización de nuestros valores nacionales”, señaló el ex mandatario en un documento enviado al Congreso el 10 de diciembre de 1982 para justificar la iniciativa de reformas a los artículos 108 al 114; 22, 73, 74,78, 94, 97, 127 Y 134 Constitucionales.
Sin embargo, para Enrique de la Madrid esta es una oportunidad para explicar cómo el México de entonces atravesó por una crisis “terrible” luego de haber apostado al petróleo “y para evitar que el barco se hundiera. La apuesta fue cambiar de modelo económico porque no era sostenible uno que estuviera basado en gasto público y deuda.
“Bienvenido ese tipo de reflexiones porque me van a dar la gran oportunidad de platicar sobre el México de entonces”, aseguró, “mi padre tuvo que hacer frente y aplicó reformas para dejar a México vivo y con rumbo”.
Sobre el PRI, reconoce que atraviesa por una etapa en la que el rechazo ciudadano lo coloca muy por debajo en las preferencias en gran parte por los escándalos de corrupción registrados durante la gestión del ex presidente Enrique Peña Nieto que involucra a funcionarios de todos los niveles.
Durante la gestión del priista Peña Nieto (2012-2018) Enrique de la Madrid fue director general del Banco de Comercio Exterior (Bancomext) y secretario de Turismo y asegura que a diferencia de otros de sus compañeros del gabinete, en su caso no habrá investigaciones que lo vinculen con casos de corrupción ni a él ni a su familia.
“Asumo mis aciertos, pero también mis errores” y tras asegurar que durante su etapa como funcionario público fue una persona ‘responsable’, que sacó la cara por sus actos, pidió “no generalizar y pensemos en las personas porque las caricaturas no ayudan a enriquecer el debate. Yo respondo por lo que a mi me toca”, expresó.
Reconoce que no sólo él sino cualquier candidato que busque postularse por la oposición tendrá que hacerlo a través de una coalición, y aunque cada partido político necesita re posicionarse en lo individual, no deben de perder de vista que las alianzas son necesarias.
“No veo condiciones más que para competir -en la elección presidencial de 2024- como miembro de una alianza opositora. Yo creo que es imposible que alguien en lo individual que quiera competir por un partido de oposición podría ganar, sólo serviría para aumentar los puntos a su partido, nadie gana solo”, consideró.
“Todos los partidos recibieron un golpe muy fuerte en 2018 -en la elección presidencial- y esto es lo que también ha explicado la alianza de partidos de oposición, los resultados nos hubiera gustado que fueran mejores, pero no, fueron malos”, añadió.
Las cinco crisis de México
De la Madrid señaló que hoy, más allá de los cambios constantes, se vive un profundo cambio de época marcado, en gran parte, por la economía basada en la colaboración y durante los tiempos de la pandemia “ha crecido exponencialmente el comercio electrónico, el teletrabajo, la telemedicina y la educación en línea. Muchas personas han experimentado procesos digitales que desconocían”, comentó.
En este contexto global, explicó, el México actual enfrenta cinco crisis a las que es necesario que el gobierno haga frente y que los partidos políticos incluyan en su discurso y propuestas:
Una “profunda” crisis económica caracterizada por la contracción de la economía nacional en 8.5%, principalmente por el efecto del Covid-19.
La segunda es una crisis social que se traduce en más pobreza. “Durante la pandemia, la población cuyo ingreso laboral no le alcanza para comprar la canasta alimentaria se incrementó de 36 a 45 por ciento”.
Una crisis sanitaria, ya que existen “1.7 millones de mexicanos contagiados de Covid-19 (Checar dato) y 150 mil decesos reportados oficialmente, pero éstos últimos se estiman sean cerca de 500 mil”.
También considera que existe una crisis en seguridad pública y estado de derecho: “La presencia de militares se duplicó, pero el número de homicidios también. Y México está en la posición 104 de 128 países en el Índice Global de Estado de Derecho del World Justice Project 2020″.
Y por último, mencionó una crisis de gobernanza, ya que la administración federal y “muchos gobiernos locales” tienen visiones diferentes” además de que “tampoco existe una buena coordinación entre ciudadanos y gobierno”.
El país de la exclusión
Enrique de la Madrid considera que uno de los elementos para que el país siga adelante es dejar a un lado el discurso de la polarización porque ha demostrado que no resuelve problemas y al final, la ciudadanía terminará por hartarse de las divisiones que genera. Esta falta de soluciones, opina, abre el camino para la creación de un diálogo que sea incluyente con todas las ideologías.
“Estamos viviendo un México de exclusión. Se gobierna para unos y en contra de otros y esto se va a agotar. Tiene que haber una propuesta que sea incluyente de un México más solidario, corresponsable, parejo, para arriba y para abajo”, recalcó.
Sin embargo, también señaló que no cree en las narrativas creadas por un determinado número de mexicanos que “se ponen a escribir” sobre lo que sucede en el país sino en la que tiene como base el escuchar a la gente.
“Si algunos partidos perdieron la elección hay que aprender de eso, qué se les critica; la democracia es también una manera de castigar y me parece que en ese sentido, los mexicanos han castigado que no hemos sido capaces de resolver los problemas de la inseguridad, ni tampoco ahora, que no fuimos capaces de atender los problemas de la desigualdad, ni tampoco ahora, hay 6 millones de personas de las clases medias que se han empobrecido y hubo abusos en temas de corrupción, por eso, los mexicanos optaron por un cambio”, manifestó.
Esta narrativa incluyente, agregó, debe generar propuestas en materia de género, ofertas para los jóvenes, atracción de inversiones, el conflicto China-EEUU y cómo lo puede aprovechar México, la transición energética y la relocalización de la producción generada por el cambio climático, entre otros.
Es hora, dijo, “de pasar de una etapa de mera confrontación a una etapa de propuestas” para identificar las áreas de oportunidad de para construir un México de clases medias “más parejo hacia arriba y no hacia abajo”
En este sentido, alentó a no engancharse en conversaciones que lleven a la polarización: “Con quienes hablo les digo ya párenle porque entonces estamos obsesionados y no nos obsesionemos con una persona o un gobierno, hay que hacerlo las causas que explican la llegada de ese gobierno: la inseguridad, la injusticia, la corrupción la falta de oportunidades”.
Por último, sentenció que quien siga la polarización “puede que se quede hablando solo”.
con información de Infobae