Piden permisos para adquirir casas, pasean en yates, se hospedan en hoteles de alto nivel y compran en tiendas de lujo.
A 10 mil 741 kilómetros de distancia, los empresarios rusos tienen en Los Cabos un lugar donde pueden continuar con sus actividades económicas y sociales.
En esta zona son Bienvenidos a pesar de que en diversas partes del mundo pesan sobre ellos diversos tipos de restricciones.
La invasión a Ucrania por parte del ejército ruso trajo a sus ciudadanos decenas de bloqueos comerciales y políticos. Así, Los Cabos se volvió un atractivo para el turismo ruso, un turismo que, aunque es menor en comparación con el norteamericano, deja grandes cantidades de euros por el derroche de dinero que dejan en el sector de lujo.