La reina Isabel II fue aclamada el jueves por una inmensa multitud reunida en Londres para su “jubileo de platino”, las grandes celebraciones por sus 70 años de reinado destinadas a redorar la imagen de la monarquía británica en tiempos difíciles.
Vestida con abrigo y sombrero azul, la monarca apareció en el balcón del Palacio de Buckingham sonriente y de pie junto a su primo, el duque de Kent, coronel de la guardia escocesa, mientras mil 500 soldados, con bandas musicales y cientos de caballos, marchaban en el tradicional “Desfile del Estandarte”.
Organizado anualmente desde hace 250 años para conmemorar el cumpleaños oficial del monarca británico -pero cancelado en 2020 y 2021 debido a la pandemia- este año coincidió con el inicio de los cuatro días de festejos por las siete décadas pasadas en el trono por Isabel II, coronada con solo 25 años y ahora afectada por creciente problemas de movilidad.
“Espero que los próximos días sean una oportunidad para reflexionar sobre todo lo que se ha logrado durante los últimos setenta años, mientras miramos al futuro con confianza y entusiasmo”, afirmó la reina en un mensaje divulgado antes de unas celebraciones que llegan tras varios escándalos en la familia real y la agravación de su estado de salud.
Cientos de miles de personas se agolparon en los alrededores del palacio, acordonados con barreras metálicas y vigilados por policías con sus característicos cascos abombados.
Las banderas británicas eran omnipresentes, ofrecidas a gritos por vendedores ambulantes o estampadas en banderines, bolsas de picnic y globos, así como en los vestidos, chaquetas y gorras que vestía la multitud, en contraste con los trajes de chaqué y chistera que lucían los invitados a la ceremonia oficial.
Entre los curiosos, tres amigos mexicanos, residentes en Londres desde hace año y medio, no salían de su asombro.
“A esta reina o la odian o la quieren pero al final es un símbolo que une a la sociedad”, dijo a la AFP una de ellos, Ana Ruiz, licenciada en medicina de 27 años, considerando que será probablemente “la última gran celebración” de Isabel II.
Con información de: El Universal