El Paseo de la Reforma es una de las avenidas más importantes de la Ciudad de México, capital del país, debido a que tiene más de 150 años de existencia y cuenta con monumentos, como el Ángel de la Independencia, además de sitios representativos como la Glorieta de la Palma, ahora llamada Glorieta del Ahuehuete por el nuevo árbol, que casi es derribado por la noche.
En sus inicios, la avenida no se llamaba Paseo de la Reforma, sino que nació con el nombre de Paseo de la Emperatriz, en correspondencia a que se construyó bajo el mandato de Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia de Bélgica.
Los historiadores cuentan que la construcción del Paseo de la Reforma se debió a los insistentes reclamos de Carlota hacia Maximiliano, ya que él no regresaba a su casa, el Castillo de Chapultepec, por las noches.
Presuntamente, el emperador excusaba su ausencia con las malas condiciones del camino, que en épocas de lluvia, detenían o atascaban el carruaje real. Sin embargo, otros relatos de la época señalan que Maximiliano disfrutaba de la compañía de otras mujeres y que por ese motivo es que no llegaba al Castillo.
En su época, Maximiliano y Carlota Amalia ostentaban el título de emperadores de México y, debido a que el Paseo fue construido tras el malestar de la emperatriz, también se bautizó como tal.
Como puede verse en las imágenes, la vía conocida como el Paseo de la Reforma ha ido cambiando con el paso de los años, pero no solo su aspecto, pues al principio estaba planeada como una ruta “de uso exclusivo” para los emperadores.
Sin embargo, a pesar de ser los creadores de uno de los proyectos más ambiciosos de la capital, ni Maximiliano ni Carlota pudieron transitar por allí.
El Paseo de la Reforma mide 12 kilómetros de longitud, tan solo desde Chapultepec hasta el Zócalo de la CDMX, pero se realizaron dos extensiones, una que va hacia Tlatelolco y otra que parte de Chapultepec hasta llegar a Cuajimalpa y Santa Fe.
Con información de: Radio Fórmula