Este 4 de octubre es el día de San Francisco de Asís, uno de los nombres más célebres y queridos del santoral católico. Te contamos a continuación por qué es el santo patrono de los animales y de los ecologistas.
San Francisco nació en 1182 en la región de Umbría, en Italia, bajo el nombre de Giovanni di Pietro Bernardone. Se crió en una familia rica: su padre era un exitoso comerciante de telas que le proveyó de una vida acomodada y una educación más que óptima para la época.
Siendo aún un muchacho, Giovanni acudió a la guerra. Esta experiencia habría de marcarlo severamente.
Según sus hagiografías, una noche escuchó una voz que le cambiaría la vida con una pregunta:
“¿Por qué te empeñas en buscar al siervo en lugar del Señor?”
Tras este llamado religioso, el joven Giovanni cambió de forma radical. Renunció a su estilo de vida y se dedicó a la oración.
En aquella época surgieron los primeros signos de disgusto hacia la vida opulenta que llevaban los integrantes de la jerarquía católica. San Francisco de Asís se convertiría pronto en un símbolo de humildad: según las historias, renunció a sus posesiones y decidió esposarse con “la señora Pobreza”.
Patrono de los animales
San Francisco tuvo una estrecha relación con los animales, a quienes consideraba como otros “hermanos”. Habría llegado a meditar a su lado e incluso a predicar para ellos.
Esto ha quedado reflejado, por ejemplo, en los cuadros San Francisco predicando a los pájaros de Giotto y en San Francisco predicando a las aves de Antonio Carnicero.
También es el célebre el episodio hagiográfico en el que dialoga con un lobo sobre la maldad, como quedó plasmado en el poema “Los motivos del lobo”, de Rubén Darío.
En él, San Francisco convence a un lobo de no ser enemigo de los humanos. Sin embargo, son estos quienes traicionan al animal. Decepcionado, el lobo se entrega nuevamente a su naturaleza:
“Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente”.
Desde entonces, San Francisco se convirtió en el santo por excelencia para interceder a favor de los animales y de las personas que cuidan de estos. Es patrono no solo de los animales, sino también de los veterinarios.
Además, desde 1979, por obra de Juan Pablo II, San Francisco de Asís se convirtió en patrono de los ecologistas. Por ello, es común que los feligreses lleven a sus mascotas y animales a ser bendecidos durante el 4 de octubre.
Con información de: Aleteia