A pesar de que en el año de 1981 el actor Ramón Valdés le dio el adiós definitivo a su personaje de Don Ramón dentro de la serie “El Chavo del 8”, no perdió su popularidad y, contrario a esto, ésta se incrementó con el pasó de los años, en especial con la llegada de las redes sociales, donde al parecer se convirtió en un verdadero “rock star”. Ahora, parece que su influencia es hasta terapéutica, pues un niño de 8 años con autismo pudo articular palabras gracias a él.
Y no es para menos, pues el mismo Carlos Villagrán “Kiko” explicó que el papá de la Chilindrina era el eje principal de toda la historia, pues de él dependían varios de los personajes como el Sr. Barriga, por la renta, Doña Florinda, por los golpes, la Bruja del 71, su amor platónico, además de ser una figura “paterna” para los niños de la vecindad. Por esta razón es que ha gustado a las generaciones que lo han conocido.
Esteban, hijo del actor Ramón Valdés, explicó en entrevista para el programa de espectáculos Ventaneando que Felicia de las Heras, madre del pequeño Lucas, se comunicó con él para comentarle que su hijo no pudo hablar hasta que conoció “El Chavo del 8”, particularmente a su padre con quien hizo un “match” y comenzó a hablarle. “Desde entonces habla, se inspira. Tengo una colección de dibujos que no te imaginas, muñequitos de plastilina, tiene sus playeras…”, mencionó.
Lucas, el niño que encontró en Don Ramón un gran amigo
Felicia de las Heras, madre de Lucas, explicó para el mismo programa que el niño tiene autismo y que gracias al personaje de Don Ramón logró hablar. Afirmó que ella es fanática del “Chavo del 8” y que se lo ponía cuando era muy pequeño; sin embargo, se llevó una gran sorpresa cuando su “sistema psicomotor se activaba mucho cuando veía a Don Ramón y trataba de hacer las voces, pero le costaba mucho hasta que poco a poco hizo murmuraciones y tratar de hacer más palabras. Desde ahí han pasado más de 6 años”, reveló.
Tal fue la admiración de Lucas por el personaje que los médicos que lo ven llegaron a preocuparse debido a que podría tratarse de una obsesión típico de los TEA (Trastornos del Espectro Autista). No obstante, le aseguraron que con el tiempo se le iba a quitar y que en caso contrario encontrarían la forma de hacerlo, algo que su familia no desea, debido a que le ha hecho mucho bien a Lucas.
Con información de El Heraldo de México