Nadie esperaba que ‘John Wick’ fuese a convertirse en una de la sagas de acción más importantes de la historia del cine, y es que la carrera de Keanu Reeves no pasaba precisamente por su mejor momento cuando es estrenó la primera entrega allá por 2014. De hecho, la película ni siquiera llegó a estrenarse en los cines españoles, pero eso no impidió que se convirtiera en una indiscutible éxito comercial, con sus ingresos en salas multiplicando por cuatro su coste.
Luego fueron llegando las secuelas, cada una de ellas más caras pero también más exitosas. Eso ha llevado a que ‘John Wick 4’ cuente con un presupuesto de 90 millones de dólares cuando la primera entrega apenas costó 20. Eso también se nota en pantalla, pues estamos ante la película más brutal y ambiciosa de la saga. Eso no quiere decir que sea la mejor, aunque sí que supera con holgura a la tercera entrega.
Una cosa que ha cuidado bastante bien esta franquicia es su mitología. En la primera entrega era un añadido curioso que servía para darle identidad propia, pero es que su importancia no ha dejado de crecer desde ‘John Wick: Pacto de Sangre’, y pronto lo hará aún más con el desarrollo de diferentes spin-offs con los que Lionsgate quiere exprimir a fondo la popularidad de este universo.
Sin embargo, ‘John Wick 4’ se siente como una especie de cierre para la trilogía simbólica iniciada por la segunda entrega. El personaje interpretado por Reeves todavía lidia aquí con las consecuencias de la drástica decisión que tomó al final de esa película y, claro está, los peligros a los que ha de hacer frente siguen creciendo de forma exponencial.
No me olvido de que al principio de ‘John Wick: Capítulo 3 – Parabellum’ era perseguido por una cantidad inagotable de asesinos a sueldo, pero es que en ‘John Wick 4’ han conseguido superar eso con creces, y además sin la necesidad de remarcarlo tanto desde el primer momento. Aquí el guion escrito por Shay Hatten y Michael Finch prefiere apostar por una narrativa que vaya de menos a más, con la particularidad de que ya la primera gran escena de acción resulta impresionante.
Lo milagroso es que luego la película no deja de superarse a sí misma sin sentirse como una mera concesión al espectáculo. Sí es cierto que llega un punto en el que los excesos en pantalla son tales que hay situaciones en las que la única reacción posible ante lo que sucede en pantalla es echarse a reír.
El hecho de que John Wick pase de ser un héroe de acción legendario a casi un superhéroe invulnerable a cualquier tipo de contacto físico podría haberse vuelto muy en su contra, cosa que ya sucedió en su momento en el caso de John McClane -aún me duele lo horrible que fue ‘La jungla: Un buen día para morir’-. Aquí es algo con lo que se coquetea en más de un momento y fuerza a que el espectador adopte una perspectiva diferente a la hora de enfrentarse a ella.
Eso sí, la película deja claro todo eso desde el primer momento, marginando cualquier tipo de realismo en beneficio de la búsqueda de una catarsis continuada que culmina en un desenlace con claro sabor a despedida. Desde esos “Yeah” con una pronunciación inconfundible por parte de Reeves hasta esas caídas imposibles, ‘John Wick 4’ es una película tan juguetona que resulte complicado no dejarse llevar por lo que propone.
Por mi parte, tenía que la saturación de acción acabase jugando en su contra, un mal del que adolecía la tercera entrega y que aquí podía agravarse por ser, con mucho, la película más larga de la saga. Sin embargo, el director Chad Stahelski parece haber tomado nota de lo que no funcionó tan bien en ‘Parabellum’ y aquí busca en todo momento que las diferentes set pieces brillen tanto por su encaje dentro de la historia como en lo que aportan de forma individual.
Está claro que el salvaje recorrido turístico por París durante la última hora de metraje destaca por encima del resto, ya que es un no parar de violencia, muerte y destrucción, pero incluso entonces se preocupa de diferenciar cada pequeña etapa en esa brutal vorágine. Ahí está una de las claves para que ‘John Wick 4’ nunca resulte indigesta, pues también antes se habían ido planteando las secuencias de acción como piezas aisladas en lugar de tirar de la mera acumulación, funcionando especialmente bien una en la que Stahelski hace gala de un uso inmejorable del plano secuencia con perspectiva cenital.
Obviamente, todos dábamos por sentado que Reeves iba a volver a bordarlo como Wick y puedo aseguraros que nadie va a acabar decepcionado con la increíble entrega física de Wick. Eso no quita para que necesite rivales de envergadura y ahí encontramos otro de los grandes aciertos de esta cuarta entrega. Por un lado, Donnie Yen demuestra que a sus casi 60 años todavía puede destrozar a cualquiera en una pelea -y eso que su personaje es ciego-, mientras que Bill Skarsgård está genial en ese típico rol de villano despreciable que se hace odiar y estás deseando que le llegue su merecido. Ojo también a un casi irreconocible Scott Adkins en un personaje de mucho peso en una de las secuencias más vistosas de toda la función.
Otro aspecto llamativo de ‘John Wick 4’ respecto a las anteriores entregas es que el humor tiene más presencia. No es algo exagerado -vamos, que no esperéis algo en la línea de Marvel-, pero sí se utiliza a modo de alivio puntual con mucha eficacia, tanto cuando se hace de forma algo más velada a través de la violencia -que bien adiestrado está el perro del personaje de Shamier Anderson para atacar donde le dice su dueño- como cuando se recurre a la comedia de forma algo más directa.
En resumidas cuentas
‘John Wick 4’ es una película obligatoria para cualquier fan de la saga. Stahelski se ha sacado de la manga una obra cumbre del cine de acción más excesivo, sin por ello descuidar para nada la rica mitología de este universo, llevando además al límite al mítico personaje interpretado por Reeves. Por mi parte, quizá me siga quedando con el enfoque más reducido y centrado de la primera parte -aún no lo tengo claro-, pero eso no quita para que haya quedado encantado con lo que me han ofrecido aquí. Si acaso, quizá he echado en falta algo más de sangre teniendo en cuenta las masacres que llegamos a ver en pantalla, pero bueno, tampoco es grave.
Con información de: EspinOf