Marcela Loyola
Varios padres de familia han denunciado públicamente que sus hijos, quienes cursan la primaria en un colegio al poniente de la capital, por la zona del Pedregal, son objeto de maltrato por parte de los maestros y autoridades a cargo de su educación.
Los denunciantes prefieren mantener el anonimato y han revelado que en la institución se están llevando a cabo prácticas que califican como inhumanas, e incluso las consideran delitos, abuso infantil o tortura, lo cual es inaceptable, ya sea en instituciones educativas públicas o privadas.
Algunos ejemplos citados incluyen castigos que exponen a los niños al sol durante hasta una hora, sin permitirles tomar agua ni ir al baño, lo que ha llevado a algunos niños a sufrir la vergüenza de hacerse en los pantalones. También se ha mencionado la existencia de bullying por parte de los propios maestros, quienes se burlan de los niños por su aprendizaje lento o dificultades para pronunciar palabras, o los ridiculizan por terminar sus actividades tarde.
Otra denuncia grave es el aislamiento de un grupo de niños en un cuarto de tres por tres que ha sido adaptado como “salón de clases”. Este cuarto carece de una ventilación adecuada y sus ventanas están tapadas con bolsas. Se alega que esto se hace bajo el pretexto de construir otro salón, aunque no se observa evidencia de construcción alguna.
Los padres de familia también han mencionado un ambiente dividido inducido por los directivos y maestros, con la existencia de chats en los que se discrimina a las mamás de algunos niños, lo cual constituye una forma de violencia.
Los denunciantes solicitan a las autoridades educativas que tomen medidas para detener estos abusos contra los menores, e incluso plantean la posibilidad de cerrar los centros educativos que no garanticen un entorno de desarrollo saludable y libre de violencia con una perspectiva inclusiva. Citan un antecedente en San Luis Potosí, donde la justicia federal falló a favor de un menor de edad en un caso de violencia escolar.