En 2019, el consumo de alcohol contribuyó con 2.6 millones de muertes (4.7% del total de muertes) y 115.9 millones de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD), señaló el investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRFM), Raúl Martín del Campo.
Por lo que es necesario fortalecer la prevención y atender el consumo de alcohol en estudiantes, a través de servicios médicos o psicológicos, dijo durante el foro “Alcohol, violencia y familia”.
La solución no es dar de baja de las instituciones educativas a los estudiantes que presentan alcoholismo, ya que al ser expulsados aumenta su problema de consumo.
Detalló que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 (Ensanut), quienes no estudian, presentan niveles más altos de consumo de bebidas alcohólicas que quienes sí acuden a la escuela.
Además, los estudiantes de nivel superior son quienes más consumen alcohol, en comparación con los de secundaria y preparatoria; y las personas de ingresos altos consumen más alcohol que quienes son de ingreso medio y bajo; esto, debido a las condiciones sociales y de asequibilidad.
Los adolescentes varones tienden a ingerir más bebidas alcohólicas que las mujeres; no obstante, las mujeres tienen más riesgo de dependencia debido a situaciones sociales y biológicas. Asimismo, en ellas se ha encontrado más asociación entre depresión y consumo excesivo de alcohol.
Detalló que 66.3% de las y los mexicanos son abstemios o consumidores moderados y 27.6% ingiere bebidas alcohólicas de forma excesiva, por lo que deben fortalecerse las acciones de psicoeducación. Además, 2.2% tiene dependencia y necesita ayuda especializada.
Se estima que en el país cuatro de cada 10 adultos ingieren bebidas alcohólicas en exceso, mientras que entre adolescentes el consumo es de 13.9%, señalaron organizaciones civiles que demandaron diseñar políticas públicas para reducir la muerte y violencia asociadas a la ingesta de alcohol.
“No solo es un problema de salud pública, también es un problema que desafía el desarrollo social y económico de los países. Necesitamos prestar atención ahí”, señaló Juan Arturo Sabines, de la Red de Acción sobre Alcohol (RASA).
Indicó que para inhibir el consumo de alcohol se deben hacer cumplir las medidas de prohibición o restricción con respecto a la publicidad, el patrocinio y la promoción del alcohol; aumentar los precios del alcohol a través de impuestos selectivos al consumo y políticas de precios, y facilitar el acceso a tratamientos para dejar el alcohol.
Mencionó que el consumo de alcohol no sólo causa daños importantes a la persona que lo consume, sino también es un factor de profunda descomposición social. Destacó que en la actualidad existe evidencia científica que apoya la relación entre todas las formas de violencia y el consumo de alcohol.
Este miércoles, las ONG presentaron la campaña ‘El alcohol daña a quien más amas’ que busca evidenciar la relación entre el consumo de bebidas alcohólicas y la violencia intrafamiliar y de género.
En su oportunidad, Alejandro Calvillo, Alejandro Calvilllo, director de El Poder del Consumidor, destacó que “la ausencia de una política nacional para el control del alcohol en México que regule su publicidad, sus puntos y horarios de venta y que establezca una política fiscal que incorpore al precio de estos productos los enormes costos en salud y sociales que provoca su consumo, ha contribuido al deterioro de la salud de la población y a una profunda descomposición social expresada en la violencia de género, intrafamiliar y comunitaria muy presente en nuestro país”.
Indicó que el consumo de alcohol se considera como algo normal, pasando por alto las graves consecuencias e impactos que tiene su consumo a nivel social y de salud. La alta densidad de puntos de venta de alcohol se traduce en un incremento en la disponibilidad de bebidas alcohólicas y por tanto en un alto consumo.
Con información de El Universal.