“Donald Trump es el Grinch que les quiere robar la Navidad”.
La frase es de Mark Cuban, uno de los multimillonarios quizá más públicos de Estados Unidos, un tipo lenguaraz que habla de política de una manera en la que muy pocos superricos lo hacen.
La pronunció el 17 de octubre, cuando apareció en el escenario de un acto de campaña de la aspirante demócrata a la presidencia, Kamala Harris, en La Crosse, Wisconsin, uno de los siete estados que se espera definan los resultados de las elecciones.
Apenas había pasado una semana desde que el hombre más rico del mundo y techno bro por excelencia, Elon Musk, brincó y arengó junto al candidato republicano a presidente de EE.UU., Donald Trump, en Butler, Pensilvania, la joya de la corona de los estados clave.
Ambos, Cuban y Musk, están sumidos en una batalla en las redes sociales y sobre tarimas, en plena competencia por ver quién consigue más apoyo para uno u otro rival en la recta final hacia los comicios del 5 de noviembre.
Emprendedor rico y mediático
Puede que muy pocos no hayan oído hablar de Elon Musk. El de Cuban, sin embargo, es un nombre que resulta menos familiar más allá de EE.UU.
Sus inicios como emprendedor se remontan a cuando con 12 años empezó a vender bolsas de basura puerta a puerta en Mt. Lebanon, el suburbio de Pittsburgh, ciudad industrial de Pensilvania, en el que nació en 1958 y se crió.
Aunque sus iniciativas empezaron a ser más rentables después de graduarse en negocios por la Universidad de Indiana.
El primer ejemplo fue MicroSolutions, una consultora informática por cuya venta se embolsó US$6 millones en 1990, antes de fundar la firma de capital riesgo Radical Computing, Inc. y hacer un paréntesis para estudiar actuación en Los Ángeles.
Y ninguna empresa suya ha sido tan exitosa como Broadcast.com, un servicio de transmisión de audio y video por internet que cocreó en 1995 y tres años después Yahoo! le compró por US$5.700 millones.
Hoy, tras haber invertido en una serie de startups, está al frente de Cost Plus Drugs, que desde 2022 vende recetas médicas a precios más bajos.
Pero puede que el gran público lo conozca más por haber sido el dueño de los Dallas Mavericks, un equipo de la NBA valorado en US$8,1 millones y cuya participación mayoritaria vendió recientemente, aunque conserve una porción.
O por sus apariciones en el programa de telerrealidad Shark Tank, en el que los participantes presentan productos o ideas de negocio ante un panel de potenciales inversores.
Con ese perfil cabría pensar que sería más afín a Trump, también empresario y con un pasado televisivo –suyo era el reality show The Apprentice–.
De hecho, hubo una época en la que lo fue, pero…
De la afinidad con Trump a la invitación de Hillary
“Lo conocía desde hacía tiempo, y aunque no era un gran admirador suyo, hicimos cosas juntos, como un evento de artes marciales mixtas”, le contó Cuban sobre Trump al periodista de The New York Times Astead Herndon recientemente.
“Luego tuvimos nuestras desavenencias en Twitter, pero no era un político y eso, para mí, suponía una enorme oportunidad”, le explicó para el episodio del podcast The Run-Up publicado el 1 de octubre.
Era 2015 y a Cuban le atraía que el magnate inmobiliario que recién se interesaba en la política fuera un outsider.
Pero su apoyo duró poco. En concreto, hasta una conversación que mantuvieron en 2016, cuando se acercaba el debate de aspirantes a la candidatura republicana, y Trump decidió no participar.
“Le dije que era un buen momento para acudir a pequeños empresarios, mostrarles sus habilidades para los negocios y conocerlos mejor. Y su respuesta fue: ‘Mark Cuban y Donald Trump no van a las casas de la gente ni se sientan en sus mesas a la hora de la cena’”, le contó a Herndon.
“Después le pregunté: ‘¿Y qué pasará si te toca decidir si alguien vive o muere?’. Se quedó en silencio y no quiso continuar con la conversación”, recordó Cuban, asegurando que fue eso lo que lo llevó a distanciarse.
“Honestamente, no pensé que tuviera ninguna opción de ganar (las elecciones en 2016). Así que cuando empezó a ser obvio que había posibilidades de triunfo –cosa que, como bien se sabe, terminaría ocurriendo–, me empecé a poner nervioso”.
Convencido de que Trump no era la persona ideal para la Casa Blanca, Cuban pasó a la ofensiva, criticándolo en cuantas entrevistas, programas y eventos podía.
Tanto así, que la aspirante demócrata al cargo, Hillary Clinton, lo invitó a sentarse en primera fila de uno de los debates con Trump.
“En Harris confío”
Ocho años después de aquello, Cuban sigue manteniendo que Trump no debe asumir el mando del país.
“Antes votaría a un sándwich de jamón”, le dijo al periodista de The New York Times en la entrevista ya mencionada, tras asegurarle que se había decidido a inclinarse por Joe Biden –quien no le convencía– cuando este aún se postulaba a la reelección.
“Si (Trump) estuviera aquí y solo estuviéramos hablando mierdas, me llevaría muy bien con él. Pero eso es diferente a querer que sea presidente de Estados Unidos nuevamente”, afirmó a finales de septiembre en otro podcast, This Past Weekend, que presenta el popular cómico Theo Von.
“Creo que necesitas a alguien en quien puedas confiar. ¿Kamala es perfecta? No. ¿Estoy de acuerdo con todo lo que va a hacer o decir o hacer? No. Pero confío en ella”.
De la vicepresidenta ha dicho que es minuciosa, que evalúa las propuestas con detenimiento, que, a diferencia de Trump, no es “una ideóloga”, sino alguien que se enfoca en solucionar problemas, y que está dispuesta a escuchar a la comunidad empresarial.
Y, sobre todo, que es mejor para la economía del país. Y, por consiguiente, para todos los estadounidenses.
Apoyo no oficial pero firme
Expertos y analistas apuntan a que la misión de Cuban es precisamente difundir ese mensaje, cuando encuesta tras encuesta muestran que los votantes confían más en las capacidades de Trump para lidiar con la economía.
Así, en el acto de campaña de Harris en La Crosse, el mismo en el que habló de la Navidad y el Grinch, el empresario tecnológico arremetió contra las propuestas arancelarias del republicano. Y es que este ha planteado elevar los impuestos a productos de importación hasta un nivel no visto en EE.UU. en décadas.
“Se piensa que China va a desembolsar el dinero”, advirtió a los presentes. “Hablamos del tipo que en 2016 creyó que México iba a pagar por el muro”, añadió en tono de burla.
Y, aunque veladamente, también le ha hablado a su propia comunidad, la de los acaudalados empresarios tecnológicos, asegurando que en materia económica Harris, si es electa, se movería hacia el centro político.
“Soy socialmente liberal, pero conservador en lo fiscal (…). Y la vicepresidenta Harris creo que encaja perfectamente con nuestra misión”, afirmó en el podcast de The New York Times.
Ben Wikler, el presidente del Partido Demócrata de Wisconsin, es uno de los que cree que el perfil de Cuban y sus palabras pueden influir en el electorado, sobre todo en uno de los segmentos de población más disputados y que más se le está resistiendo a Harris: los hombres menores de 50 años.
“Sus numerosos seguidores, incluidos los de Shark Tank y los aspirantes a empresarios de todo Wisconsin, saben que habla en serio y dice lo que piensa”, le dijo a Wikler a NBC News.
Pero también hay demócratas que se han mostrado recelosos, advirtiendo que Cuban tendría su propia agenda y preguntándose qué beneficios le podría traer el alinearse con su candidata. Cuestionamientos similares a los que está generando el apoyo del fundador de Tesla y SpaceX, Elon Musk, a Trump.
La progresista Alexandria Ocasio-Ortez, quien representa a un distrito de Nueva York en la Cámara de Representantes, es una de las que ha advertido sobre ello.
Y es que Cuban ha pedido la destitución del jefe de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés), Gary Gensler, por su postura sobre la regulación de las criptomonedas, y también la de Lina M. Khan, quien encabeza la Comisión Federal de Comercio (FTC).
“Si los multimillonarios que han estado tratando de coquetear” con Harris presionan por la destitución, habría “una pelea total”, adelantó Ocasio-Cortez.
Quizá por eso Harris ha evitado fotografiarse junto a él, a diferencia de Trump con Musk, aunque Cuban siga haciendo campaña por ella de forma no oficial y haya ayudado a fundar los grupos Venture Capitalists for Kamala y Business Leaders for Harris.
Cuando el diario británico The Guardian le preguntó la semana pasada si coordinaba sus apariciones y mensajes con la campaña de Harris, él contestó: “Yo me encargo de mi propia programación”.
Tampoco es un gran donante. Según una investigación de NBC News, registros de la Comisión Federal Electoral muestran una única donación de $1.000 a la representante demócrata Zoe Lofgren en 2002 bajo el nombre de Cuban.
Algo que también lo diferencia de Musk, cuyo comité de acción política a favor de Trumo, America PAC, ya invirtió más de US$119 millones en esta campaña electoral, según la organización sin fines de lucro Open Secrets.
Y ahora America PAC entrega US$1 millón cada día, hasta la jornada electoral, a un votante elegido de forma aleatoria y al margen de su afiliación, que se haya registrado para votar y firme una petición; una práctica que, según advirtió este miércoles el Departamento de Justicia, podría violar la ley electoral.
Eso, además de sus contribuciones personales, han hecho del dueño de SpaceX uno de los mayores donantes individuales de toda la carrera presidencial.
Harris vs. Trump… ¿o Harris vs. Musk?
Por todo ello, Cuban ha llegado a decir que, en realidad, el rival de Harris en la contienda por el Despacho Oval no es Trump.
“Todo se reduce a querer impulsar el voto”, dijo Cuban sobre el bono diario de US$1 millón que entrega Musk en el programa Squawk Box de CNBC. “Y lo más loco es que ya no se trata de la campaña de Harris contra la de Trump, es Harris contra Elon”.
“En el caso de los republicanos, el que manda en el terreno es Elon. En eso ha consistido realmente la carrera (por la presidencia) en las dos últimas semanas”, afirmó el juez de Shark Tank en un comunicado enviado a la revista Fortune.
“El tipo en general me gusta”, dijo sobre Musk en el podcast de The New York Times. “Creo que es uno de los mayores emprendedores de todos los tiempos. Mis respetos a lo que hace en el ámbito empresarial”.
También reconoció que le divierte el careo con él en las redes sociales.
“Es divertido, teniendo en cuenta quién es, qué representa y que esta es su plataforma. Twitter (ahora X) es su bebé. Y yo estoy entrando por la puerta de su casa”, añadió, puntualizando que no lo hace para insultar, sino para confrontarlo con hechos.
“Esa es su criptonita: que le hagan frente con hechos”.
En esa línea, ya le ha advertido sobre Trump, según le contó al presentador de NBC News Chuck Todd. “Quemará todo lo que toque. No le importa”.
“Llegará un momento en el que necesitarás algo de Donald Trump y te va a decepcionar. Te lo garantizo”.
Con información de BBC News.