Jorge Fernández Menéndez
Bannon ha criticado el apoyo de Musk al programa de visas H-1B, utilizado por muchas empresas tecnológicas para contratar a trabajadores calificados nacidos en el extranjero
El mundo cambiará a partir de hoy. La llegada de Donald Trump modificará muchas de las tendencias geopolíticas, hasta podrá alterar la economía y el comercio mundial y los equilibrios de poderes. No creo que esta segunda presidencia de Trump sea una suerte de repetición de su primer periodo presidencial. No está rodeado del mismo equipo, sus posiciones se han tornado mucho más radicales, sus intereses son diferentes, porque no sólo buscará desquitar la derrota de hace cuatro años, sino porque sabe que ya no tiene posibilidad de reelegirse. Debe redefinir el perfil de su país en estos cuatro años.
Se insiste mucho en el tema de que no tendrá prácticamente contrapesos. En parte es verdad, por lo menos en los próximos dos años controlará la Casa Blanca, el Capitolio y la Suprema Corte. Pero también, como todo movimiento que trasciende fuerzas políticas organizadas, en el entorno de Trump hay muchas corrientes y personajes contradictorios, y pocos reflejan tanto esos puntos de vista encontrados como Steve Bannon y Elon Musk.
El empresario de origen sudafricano Elon Musk es, junto con su amigo y socio de Silicon Valley Peter Thiel, el empresario de origen alemán que fundó PayPal con Musk, el ideólogo de lo que algunos denominan la nueva derecha tecnológica. Ellos y el vicepresidente J.D. Vance son los que le darán, o intentarán hacerlo –con Trump todo es impredecible–, el perfil ideológico al gobierno.
Ni Musk ni Thiel tienen cargos oficiales, pero no los necesitan, tienen incluso más poder que cualquier otro funcionario fuera del propio Donald Trump. Musk tiene dinero (desde que ganó Trump duplicó su fortuna, que está hoy en 490 mil millones de dólares, el hombre, con mucho, más rico del mundo), tiene medios de comunicación, como la red social X, que se ha convertido en un poderoso instrumento de propaganda por Musk y Trump, y una enorme cercanía con Trump, que nació en buena medida por la donación de 292 millones de dólares a la campaña, más los miles de millones que recaudó con sus empresarios cercanos.
Bannon fue el ideólogo de Trump durante muchos años, aunque siempre le costó trabajar con él durante su periodo en la Casa Blanca, en buena medida porque sus formas de trabajo son muy rudas para una administración federal. Pero Bannon tiene otro perfil: como muchos de los primeros simpatizantes de Trump es un populista iliberal, nacionalista, opuesto al establishment de Washington, a los grandes empresarios y corporaciones y que utiliza los medios y las redes para las campañas de desinformación en una forma muy distinta a Musk, aunque ambos abreven del mismo trumpismo.
La pugna entre ambos no ha hecho más que crecer. En una reciente entrevista con la prensa italiana, Bannon, que está en ese país apoyando a la mandataria Giorgia Meloni, dijo que uno de sus objetivos será “hacer que echen a Elon Musk” del círculo íntimo de Trump. Bannon dijo que haría que Musk no pudiera estar en la toma de posesión. “No tendrá un pase azul a la Casa Blanca, no tendrá acceso completo a la Casa Blanca, será como cualquier otra persona”, declaró Bannon al Corriere della Sera.
“Es un tipo verdaderamente malvado, un tipo muy malo. Me he propuesto personalmente acabar con este tipo. Antes, porque ponía dinero, estaba dispuesto a tolerarlo, ya no estoy dispuesto a tolerarlo”, añadió.
Con Información de Excelsior.