Yuriria Sierra
Ha sido un año delirante. Un estrés permanente, para el gobierno, los mercados, el sector empresarial, la ciudadanía, pero hay que reconocer que México ha sorteado con habilidad el complejo panorama comercial impuesto por el presidente Donald Trump, quien anunció una serie de aranceles recíprocos globales que han sacudido la economía mundial. Aunque México logró quedar exento de los aranceles más severos gracias al T-MEC, las amenazas constantes representan un desafío significativo. En este contexto, figuras como Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Omar García Harfuch, Altagracia Gómez y Juan Ramón de la Fuente han desempeñado roles cruciales para mitigar los impactos y mantener la estabilidad económica y política del país.
La Presidenta ha liderado la estrategia global de su gabinete con resultados beneficiosos. Sheinbaum ha logrado, con la ya famosa “cabeza fría”, colocarse como referente a nivel global. Pero, además, ha desplegado una estrategia integral basada en el fortalecimiento del Plan México, diseñado para reducir la dependencia de las importaciones y fomentar la autosuficiencia económica. Éste incluye medidas como acelerar la obra pública, invertir en vivienda y garantizar la seguridad alimentaria. Sheinbaum destacó que la buena relación bilateral con EU, basada en respeto mutuo y colaboración estratégica, fue clave para que México no enfrentara los aranceles recíprocos.
Por su parte, Marcelo Ebrard, secretario de Economía, ha sido una pieza fundamental en las negociaciones comerciales con Washington. Ebrard calificó las tarifas impuestas por Trump como “un tiro en el pie”, pues no sólo perjudican a México, sino también a las empresas de EU que dependen de componentes mexicanos. Según sus cálculos, un arancel de 25% incrementaría el precio de camionetas pick up en EU en tres mil dólares por unidad, afectando directamente a los consumidores estadunidenses. Además, Ebrard ha impulsado consultas con sus contrapartes estadunidenses para preservar el T-MEC y fomentar una cooperación estratégica que permita relocalizar empresas hacia México.
En el ámbito empresarial, Altagracia Gómez ha jugado un papel clave al coordinar inversiones privadas bajo el Plan México. Con una inversión inicial de 277 millones de dólares, busca fortalecer la proveeduría regional y atraer proyectos industriales que reduzcan la vulnerabilidad frente a políticas proteccionistas como las de Trump.
Mientras tanto, Juan Ramón de la Fuente ha trabajado desde la diplomacia para mantener abiertas las líneas de comunicación con EU. En una llamada reciente con Marco Rubio, secretario de Estado de EU, De la Fuente abordó temas clave como migración y seguridad, pero también la importancia del T-MEC como un acuerdo que beneficia a ambas naciones. Rubio reconoció los esfuerzos mexicanos en materia de seguridad fronteriza y combate al tráfico ilícito de armas y drogas, lo que refuerza la posición negociadora de México frente a los aranceles.
Finalmente, Omar García Harfuch ha contribuido notablemente desde el ámbito de seguridad en tres pistas muy relevantes. En primer lugar, su despliegue inmediato de 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte no sólo responde a preocupaciones de EU sobre seguridad fronteriza, sino también para proteger los corredores comerciales clave para México. En segundo lugar, el envío de 29 capos de los más solicitados por las autoridades de EU. Y, por último, todos los operativos al interior del país para garantizar estabilidad en zonas estratégicas para la industria nacional.
El trabajo conjunto de estas figuras ha permitido que México esquive los peores efectos del delirio arancelario de Trump mientras se posiciona como un socio comercial confiable en medio de tensiones globales. En este contexto incierto, México ha demostrado que enfrentar políticas proteccionistas requiere no sólo habilidad diplomática, sino también visión estratégica de Estado para proteger su economía y asegurar su lugar en un sistema comercial global cada vez más fragmentado. La labor coordinada entre Sheinbaum, Ebrard, Gómez, García Harfuch y De la Fuente no sólo es un ejemplo de liderazgo eficaz, sino también una muestra del potencial del país para adaptarse y prosperar en un entorno de inesperadas adversidades externas.
Con Información de Excelsior.