El confinamiento provocado por la pandemia originó una regresión en el aprendizaje y en algunas habilidades sociales de los niños ingleses, según un informe elaborado por el organismo regulador de la enseñanza en el Reino Unido (Ofsted) difundido este martes.
El documento del Ofsted alerta de que en el caso de los más pequeños algunos se han olvidado de cómo utilizar el cuchillo y el tenedor o, tras haber aprendido a ir al baño por sí mismos, han vuelto a necesitar pañales o a pedir el chupón.
Los inspectores encontraron que otros menores de edades más avanzadas habían perdido capacidad lectora durante el confinamiento y que la pandemia había afectado a la escritura o a la forma física de algunos.
En otros casos se identificaron señales de “angustia mental”, lo que se tradujo en un incremento en los desórdenes alimentarios y en las prácticas de autolesión, subrayó la inspectora jefe del Ofsted, Amanda Spielman.
Los hallazgos se basan en 900 visitas a escuelas e instalaciones de cuidado social desde la reapertura de los colegios el pasado septiembre, tras el primer confinamiento total del país y el periodo estival.
Cada vez son más los padres que optan por educar a sus retoños en sus hogares, según el texto, en particular entre familias de minorías étnicas, que cuentan con mayor riesgo de contraer la covid-19 y podrían tener más miedo a infectarse.
El informe encontró que los niños que cuentan con buenas estructuras de apoyo se las han apañado mejor en ese periodo que aquellos cuyos padres no pudieron contar con flexibilidad laboral y, por ello, estuvieron menos disponibles para poder ayudar. Estos últimos niños han sufrido más académicamente.
El Ofsted apunta asimismo a que los pequeños con necesidades educativas especiales y discapacidades han quedado “gravemente afectados” en todos los grupos de edad, tanto en su cuidado como en su educación, perdiendo apoyo vital de servicios para mejorar el habla y el lenguaje.
Los inspectores remarcan su preocupación por los menores que sufren riesgo de abandono, explotación y abuso.
El pasado mes, tras 121 visitas a colegios se detectó que un tercio de los centros reportaron un incremento en el número de niños que o bien no asistían ya a las clases o que habían abandonado la escuela para recibir la educación en sus casas.
Spielman admite que es difícil “evaluar el aprendizaje perdido” y considera “esencial” identificar exactamente “qué es lo que los niños no han aprendido”.
Con información de EFE