Han pasado más de siete meses desde el principio de una pandemia que está lejos de ser contenida, y hay señales crecientes de que los cambios duraderos en el comportamiento se están afianzando.
Un trauma generacional como este ha obligado a todos -ricos, pobres, jóvenes y viejos- a reflexionar sobre sus vidas, y volver a plantearse desde dónde viven hasta lo que hacen.
El mundo se transformó tan rápidamente y con consecuencias económicas y para la salud tan devastadoras que las masas se sienten “abandonadas”, según Faith Popcorn, que dirige BrainReserve, una firma de pronósticos y marketing de tendencias. “La gente cambiará radicalmente”.
Para muchos, la supervivencia requería cambios integrales, como entrenadores físicos que cambiaron sus clases a internet o proveedores de restaurantes que comenzaron las entregas a domicilio.
Por otra parte, los hogares ahora son también escuelas y oficinas, entre otras cosas. El auge previo al coronavirus de los estilos de vida saludables se ha convertido en un boom. El COVID-19 ha empujado a los consumidores al uso de internet más rápido de lo previsto. Y cuanto más se prolonga la situación, mayor es su impacto.
En números
-Una posible disminución de 270 mil millones en millas anuales conducidas en Estados Unidos.
-Un incremento estimado del 316 por ciento de las ventas anuales de Zoom para el tercer trimestre
-Un crecimiento de las ventas online de Target de agosto a septiembre
Por qué es importante
Comprender en qué medida el virus ha cambiado la forma en que compramos, vendemos y nos comunicamos es esencial para todas las empresas, desde la corporación más grande hasta los autónomos.
Las medidas de confinamiento para frenar la propagación del virus obligaron a las personas a hacer cosas ellas mismas por necesidad (cortes de cabello) y aburrimiento (el arte y la artesanía están en auge). Incluso si solo se mantiene un pequeño porcentaje de estos comportamientos, ello significará un cambio importante para sectores como el cuidado personal o la fabricación.
La vida en confinamiento obligó a las personas a conectarse a internet para celebrar fiestas de cumpleaños y pedir alimentos. Y las empresas respondieron mejorando las ofertas, que atrajeron más consumidores a la web.
Ahora que se sienten cómodos y se dan cuenta de las ventajas de internet (como el ahorro de tiempo) no resulta fácil ver cómo las masas podrían volver al comportamiento previo al virus. Y, sin embargo, ya hay algunos ejemplos de consumidores que están haciendo justamente eso.
Con información de El Financiero