Si hay un alimento que no puede faltar en nuestra dieta mediterránea es el pescado, fuente de proteína y de ácidos grasos como el Omega 3. El pescado se convierte así en una opción ganadora a favor de la alimentación sana y de la lucha contra problemas de malnutrición y de enfermedades como, por ejemplo, las cardiovasculares.
Aunque el panorama utópico e ideal es el acceso universal a alimentos como el pescado, que son la base de una dieta equilibrada, la realidad es bien distinta. De hecho, según el informe de Seguridad Alimentaria de la FAO en 2020, 690 millones de personas en el mundo sufren los efectos del hambre. Un problema que se intensifica ante el esperado aumento de la población mundial que, según se calcula, llegará a los 9.700 millones de personas en 2050.
¿Cómo afrontaremos este incremento en la demanda alimentaria? La respuesta pasa por repensar la forma en la que producimos alimentos. Y es aquí donde entran en juego diferentes procesos de producción sostenibles como la acuicultura. Pero ¿en qué consiste este método de crianza de especies acuáticas? Como diría el explorador Jacques Cousteau, se trata de una forma de “dejar de ser cazadores en el mar para pasar a ser agricultores y granjeros”. En definitiva, es un tipo de ganadería desarrollada en mares, ríos y océanos que bien podría denominarse “Revolución azul”.
Y hablamos de revolución, ya que incluso la FAO reconoce su importante contribución al aseguramiento alimentario mundial. De hecho, la propia organización asegura que el 50% del pescado que se consume hoy en día proviene ya de acuicultura. A más población, mayor demanda de pescado y, por lo tanto, se requiere de un esfuerzo superior por parte del sector acuícola. Esto se traduce en datos como, por ejemplo, que en 2030 se espera que esta cifra aumente hasta el 62%.
Dentro del ecosistema global de esta actividad, la Acuicultura de España constituye un elemento clave en el cambio del sistema alimentario mundial. En concreto, según el último informe de APROMAR, se trata del país de la Unión Europea con mayor cosecha de acuicultura al generar un 25,5% del total de los productos de la acuicultura en la región. Y todo ello, gracias a las más de 46.000 personas que dedican su vida en España a la acuicultura repartidas en los más de 5.000 establecimientos dedicados a esta actividad clave para el porvenir de la alimentación y en los sectores auxiliares.
Y como parte de la solución a la problemática del aumento en la demanda alimentaria, es importante que Acuicultura de España trabaje desde la sostenibilidad y el respeto al medioambiente. Se trata de devolver al planeta una pequeña parte de lo que él nos regala día a día. Para ello, el primer paso es reconocer que los recursos naturales son tan valiosos como limitados. Es ahí donde radica la razón de ser de la acuicultura: aumentar la obtención de productos acuáticos haciendo un uso eficiente del medio natural.
Si hay una meta que se persigue desde Acuicultura de España, esta es la protección de los mares, océanos y ríos ayudando a evitar su sobreexplotación ante la demanda de alimento. Ser cada vez más sostenibles y eficientes depende en gran medida de las inversiones que este sector está dedicando al I+D+I. Por tanto, consumiendo productos de acuicultura española, estarás apoyando a una actividad que busca alimentar a la población con un producto saludable y responsable con el planeta.
Con información de Muy Interesante