Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han descubierto 119 cráneos humanos en la fachada del Huei Tzompantli de Tenochtitlan, una antigua torre de ofrendas dedicada al dios mexica Huitzilopochtli, en lo que actualmente es el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Mediante un comunicado de prensa publicado este viernes, el INAH dio a conocer el hallazgo ocurrido durante los trabajos de remodelación del edificio histórico de la calle República de Guatemala 24, donde los arqueólogos encontraron el extremo este y la fachada externa del Huei Tzompantli, descrita como una “torre o muro circular de cráneos humanos, de 4.7 metros de diámetro”.
Detallaron que los 119 cráneos humanos descubiertos este 11 de diciembre -visualizados de forma superficial-, se suman a los 484 que ya habían sido identificados anteriormente en la torre consagrada a Huitzilopochtli. Los primeros fueron localizados en marzo pasado bajo el nivel del suelo, junto a la Catedral de la CDMX y las ruinas del Templo Mayor, corazón del antiguo Imperio Mexica. (El día que Hernán Cortés conoció a Moctezuma: a 501 años del encuentro).
Las calaveras halladas corresponden a hombres y mujeres, así como al menos tres niños, reconocidos estos últimos debido a que presentaban sus dientes en desarrollo. En ellas también se aprecian “modificaciones cefálicas”, una práctica cultural común entre los mexicas.
Los especialistas estiman que los restos datan de la época del tlatoani mexica Ahuízotl, quien gobernó Tenochtitlan entre 1486 y 1502, sucedido por Moctezuma Xocoyotzin, quien lideraba el Imperio Mexica a la llegada de los conquistadores españoles dirigidos por Hernán Cortés.
El Huei Tzompantli es, sin duda, uno de los hallazgos arqueológicos más impactantes de los últimos años en nuestro país, pues es un importante testimonio del poderío y grandeza que alcanzó México-Tenochtitlan”, observó la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto.
El INAH explicó que la mayor parte de la última etapa construida del Huei Tzompantli fue destruida por los conquistadores y sus aliados indígenas tras la caída de México-Tenochtitlan, consumada el 13 de agosto de 1521, por lo cual arrasaron con los cráneos de la torre, “cuyos fragmentos dispersos han sido recuperados y analizados por el equipo de antropología física”.
Los rituales de sacrificios humanos eran una práctica extendida en la antigua Mesoamérica, donde se realizaban bajo la creencia de que así se lograba mantener a los dioses con vida, garantizando la continuidad de la existencia del universo, detalló el organismo.
Con información de Debate