Los representantes se reunirán en los capitolios estatales de todo EUA este lunes para votar formalmente por Joe Biden como próximo presidente de los Estados Unidos, lo que pondrá fin al frenético pero fallido intento del presidente Donald Trump de dar la vuelta a su derrota en las elecciones del 3 de noviembre.
Los votos estado por estado, tradicionalmente un formalismo, han adquirido este año una importancia extraordinaria por el asalto sin precedentes de Trump al proceso democrático de la nación. Con falsas acusaciones de fraude generalizado, Trump ha presionado a los funcionarios estatales para que desechen los resultados de las elecciones y declarándole ganador.
En Estados Unidos, un candidato se convierte en presidente no por conseguir la mayoría del voto popular nacional, sino a través de un sistema colegiado que asigna los votos electorales a los 50 estados y al Distrito de Columbia en función de su población.
Los resultados de las elecciones muestran que Biden, el exvicepresidente demócrata, ganó 306 de los 538 votos electorales disponibles, superando los 270 necesarios. El presidente republicano Trump ganó 232.
En capitolios como Lansing (Michigan), Harrisburg (Pensilvania) y Atlanta (Georgia), los compromisarios – generalmente leales al partido – se reunirán para emitir formalmente esos votos.
Aunque a veces haya un puñado de compromisarios “deshonestos” que votan por alguien que ha ganado el voto popular, la gran mayoría aprueba los resultados populares de su estado, y las autoridades no esperan nada distinto el lunes.
Trump ha pedido a los legisladores estatales republicanos que nombren a sus propios compromisarios e ignoren la voluntad de los votantes. Los diputados estatales han rechazado en gran medida esta idea.
Los votos emitidos el lunes se enviarán al Congreso para ser contados oficialmente el 6 de enero, cuando culminará el complejo proceso electoral estadounidense.
Una vez que la votación del Colegio Electoral se complete, la única táctica que le queda a Trump es convencer al Congreso de no certificar el conteo el 6 de enero. La ley federal permite a los legisladores individuales impugnar los votos electorales de los estados, lo que llevaría tanto a la Cámara de Representantes como al Senado a debatir las objeciones antes de votar sobre su sostenimiento.
Con información de Once