Entre 1979 y 1981 hubo dos eventos masivos en el río Santa Catarina que con el paso de los años fueron sometidos a un debate respecto a cuál fue el más concurrido.
Debió haber sido espectacular. Recuerdan y cuentan con emoción los que estuvieron ahí que nunca habían experimentado esa euforia. Ya sea con uno u otro evento: el de un príncipe eclesiástico bendiciendo los cascos de obreros en el Puente San Luisito, o el de una leyenda de la música que mezclaba la cabellera de Jim Morrison con cumbias y ponía a bailar hasta al más tímido.
Era inédito, porque la anterior ocasión en que miles de personas gritaban al mismo tiempo en el río Santa Catarina era debido a que se encontraban de cara con la muerte por las inundaciones, como en 1909 y 1938. En esta ocasión las miles de almas reunidas paradójicamente en el mismo lugar gritaban pero de felicidad. Pero ¿Fue Rigo o el Papa quién reunió más audiencia?
Una dura crisis económica orillaba a los habitantes de entonces a encontrar en la música y el baile un escaparate, según lo explica el doctor en Ciencias Sociales José Oscar Ávila Juárez en su más reciente artículo titulado ‘Crisis económica y música popular en Monterrey entre 1970 y 1990’ para la revista científica Letras Históricas.
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Si bien, en dicho artículo el experto recuerda que por aquellos años a este ambiente se sumó el boom de filmes realizados en Monterrey como las cintas Pistoleros Famosos de 1981, y El Cazador de Asesinos en 1983, es también importante recordar que los ochentas fue la década de la bienvenida a los grandes conciertos. En 1980 Alice Cooper dio el banderazo con un concierto en el Estadio Universitario, y un año más tarde Queen le secundaría en el mismo recinto.
A decir de las referencias respecto a la concurrencia de los conciertos de Alice Cooper y Queen las estimaciones van de los 28 mil a 35 mil asistentes. De haber sido la capacidad máxima del Estadio Universitario ambos conciertos no pudieron tener más de 45 mil asistentes.
Hasta ese entonces el récord máximo de concurrencia en un evento masivo lo tenía el Papa Juan Pablo II. Su visita a la sultana del norte en enero de 1979 fue inesperada. Es decir, no estaba contemplada en el programa original de su gira por el continente. Y aunque a los regios se les avisó solo con unos días de anticipación, ello no mermó en que resultara en un evento de gran afluencia: las publicaciones de entonces de los diarios locales estiman que en las inmediaciones del Puente San Luisito -hoy renombrado Puente del Papa- en el lecho del río Santa Catarina se habrían reunido unas 300 mil personas.
A la noche siguiente un grupo de amigos se reunió al calor de las copas en un bar cercano a la Macroplaza. En tono de broma uno de ellos se dirigió a otro, al de filiación priista.
– ¿Viste que el Papa reunió toda esa gente?, ¿Cuándo lo va a hacer el PRI?
– ¿Cuántos años tiene la Iglesia Católica?
– Más de mil…
– El PRI tiene menos, danos tiempo.
La anécdota es verídica. Y sirva de termómetro para comprender los temas del momento y la fuerza de las ironías. Para 1981 el matamorense Rigo Tovar de tan solo 35 años trajo a su banda Costa Azul al lecho del río Santa Catarina. Este concierto se celebraba a 12 días de que Freddy Mercury consiguió un ‘eo’ en unísono de los asistentes al Estadio Universitario.
Rigo arrasó. A decir de las mismas publicaciones de la época se estima que a su baile/concierto asistieron unas 350 mil personas. Hay quienes incluso dicen que fueron 400 mil.
Nunca hubo tanto amor en el Río Santa Catarina hasta que Rigo Tovar llegó.
Con información de Verificado