El número de víctimas que murieron este miércoles en un ataque de hombres en el oeste de Etiopía “ha aumentado a 207”, informó la Comisión Etíope de Derechos Humanos (EHRC), que en un principio cifró los fallecidos en “más de cien”.
Las víctimas fueron 133 hombres, 35 mujeres, 20 ancianos y 17 niños, uno de ellos un bebé de seis meses, precisó en un comunicado la EHRC, una institución independiente defensora de los derechos humanos.
Dos víctimas más perecieron cuando recibían tratamiento médico en un hospital, agregó la Comisión en una nota emitida a última hora del viernes, al subrayar que aún se está identificando a las víctimas con ayuda de los supervivientes y carnés de identidad.
La masacre ocurrió a primera hora de la mañana en varios puntos de la zona de Meketel, en la región de Benishangul-Gumuz, justo un día después de que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, visitara esa región y abordara el tema de la violencia de carácter étnico.
“En la ciudad de Bulen, miles de personas desplazadas (por la matanza) se encuentran actualmente refugiadas en una escuela”, indicó la Comisión, que urgió a las autoridades a “brindar con urgencia la asistencia humanitaria que se necesita a las víctimas y personas desplazadas por el ataque”.
El Ejército de Etiopía mató a 42 supuestos responsables de la masacre, anunció este jueves el gobierno regional.
“Me entristece profundamente el trato inhumano que recibe nuestro pueblo”, manifestó ese día el primer ministro etíope sobre la “tragedia” de Benishangul-Gumuz.
“Nuestros esfuerzos por resolver de diversas formas este problema no han dado los resultados deseados”, admitió Abiy, quien el pasado 4 de noviembre inició una confrontación armada con las autoridades rebeldes de la región norteña de Tigray, que ha causado cientos de muertos y la huida al vecino Sudán de más de 52 mil etíopes.
LAS DISPUTAS POR LA TIERRA
Las disputas por la tierra y los recursos en Benishangul-Gumuz se han incrementado en los últimos tiempos, dando lugar a espirales de violencia entre diferentes grupos étnicos.
Los amhara, el segundo grupo étnico más populoso de Etiopía detrás de los oromo, han sido objeto de ataques en el pasado en la región.
Desde que llegó al poder en 2018, Abiy, de 44 años y oromo, ha impulsado importantes reformas en Etiopía, el segundo país más poblado de África, como la amnistía a miles de presos políticos, la legalización de partidos opositores y el compromiso de celebrar elecciones.
En 2019 ganó el Premio Nobel de la Paz por su contribución al final del conflicto entre Etiopía y Eritrea.
Pero el mandatario ha encajado críticas por la guerra de Tigray y por no solucionar algunos problemas de raíz, como las tensiones étnicas que han ocasionado olas de violencia y han hecho de Etiopía uno de los países con más desplazados del mundo.
Con información de EFE