No es normal vivir con dolor e inflamado todo el tiempo y tu dieta es un factor muy importante para acabar con el problema.
Si eres hombre y tienes una dieta que promueve la inflamación abdominal tu riesgo a padecer cáncer colorectal se incrementa un 44%.
De hecho José Padilla, el DJ barcelonés ícono del Chill Out acaba de morir de a sus 64 años de cáncer de colón (que ha estado atacando a hombres más y más jóvenes). Pero has aprendido a vivir inflamado toda la vida, al fin y al cabo que no pasa nada ¿no?
¿Por qué la inflamación abdominal no es un síntoma que debieras ignorar?
La inflamación juega un rol importante cuando se trata del desarrollo del cáncer (que se puede prevenir con algunos cuidados) sobre todo cuando hablamos del colorectal. De hecho, un estudio prospectivo del 2018 en la revista JAMA Oncology y realizado en una muestra de 121,701 mujeres y en 51,529 hombres mostró a los 26 y 24 años después de ser concluido y sus resultados analizados, que los participantes que llevaban las dietas más proinflamatorias son aquellos que tienen menor actividad física, mayor índice de masa corporal y predisposición a padecer diabetes, un menor uso de multivitamínicos e ingesta de fibra, calcio y granos enteros. Entonces, algo significativo que ellos encontraron es que los hombres que tenían patrones dietéticos inflamatorios presentaron un 44% de riesgo mayor a padecer cáncer colorectal, mientras que en las mujeres fue de un 22%. Así que en pocas palabras, una alimentación que cotidianamente te inflame será un factor de riesgo para que puedas desarrollar cáncer en algún momento.
¿Llevas una dieta que promueve la inflamación?
¿Cuáles son los alimentos que tienes que identificar como pro-inflamatorios?
Bebidas y productos azucarados: ya que contienen sacarosa o son ricos en fructosa como el jarabe de maíz. Ambos causantes de inflamación celular y asociado su consumo a diabetes, obesidad, enfermedad renal y hepática, resistencia a la insulina y enfermedad cardiaca.
Alimentos ricos en grasas: sobre todo saturadas y grasas trans o parcial/totalmente hidrogenadas que se añaden a los alimentos para alargar su vida de anaquel y para solidificar o estabilizarlas. Margarinas, manteca, aceites como pudiera ser el de soya o incluso el de palma y bueno, ya imaginarás los alimentos que los pudieran tener como ingredientes: papas fritas, palomitas de microondas, galletas, aderezos, etc. También en este rubro habrá que incluir a los aceites que vienen en muchos de los productos procesados y que son ricos en Omegas 6 (soya, semillas de calabaza, maíz, palma, cacahuate y ajonjolí por mencionar algunos).
Carbos refinados: en este grupo, las investigaciones plantean que estos alimentos promueven el crecimiento de bacterias proinflamatorias a nivel intestinal y por lo tanto, aumentan el riesgo de obesidad y enfermedades como Crohn, intestino irritable, colitis, etc. Se caracterizan por tener un índice glucémico alto y tal cual, aquí debes contemplar las golosinas, panes, pastas, refrescos, pasteles, postres, es decir, en su mayoría los productos ricos en azúcares o harinas.
Alcohol: a mayor consumo de este, mayores niveles de ciertos marcadores de inflamación y esto puede desarrollar una condición que se llama “intestino permeable” que conlleva a inflamación celular y daño de los órganos o tejidos.
Carnes rojas y procesadas: embutidos (jamón, salchicha, chorizo…), carnes ahumadas o procesadas como hot-dogs, hamburguesas, etc. que contienen mayor cantidad de AGEs que son sustancias dañinas que surgen de cocinarlas a altas temperaturas y causan por ende, inflamación.
Estos son los productos estrella que te ayudarán a combatir la inflamación.
Por lo tanto, incrementa su consumo.
Aceite de oliva extra virgen y aguacate.
Verduras como jitomates, pimiento, hongos (portobello, trufas, shiitake, champiñones).
Vegetales de hojas verdes: espinacas, kale, acelgas, lechuga, berros, arúgula, verdolagas, col rizada, brócoli…
Semillas: nueces, almendras, avellanas, chía, ajonjolí, pistaches, semillas de girasol, de calabaza, linaza, cacahuates, piñón…
Grasas provenientes de pescados: salmón, atún, sardinas, mackerel, anchoas.
Frutas: cerezas, uvas, naranjas, arándanos, fresas, zarzamoras y frambuesas.
Té verde y café.
Cúrcuma.
La Dieta de Bajo Residuo ahora conocida como una Dieta Baja en Fibra es una opción temporal que podrías considerar si deseas aliviar el malestar.
¿Cuáles son sus características y quiénes la pueden llevar a cabo?
Su uso es controversial en el tratamiento médico ya que puede arreglar una situación y descomponer otras. Pero haciéndola mientras aparece el alivio de los síntomas es segura. En sí, es un régimen dietético bajo en fibra (no más de 10 g al día) que pretende evitar el consumo de material indigerible, con lo cual este permanece menor tiempo en el tracto gastrointestinal, disminuye el volumen a las heces y la frecuencia de las evacuaciones. Normalmente se prescribe en personas con tumores o enfermedades inflamatorias como colitis, Crohn, diverticulitis, aquellos que se someterán a cirugía intestinal o bien, tienen tratamientos que irritan el tracto digestivo como sucede con las quimios o la radiación.
Esto es todo lo que tienes que saber sobre esta dieta:
1
Podrás comer huevo, cereales refinados como arroz blanco, pan blanco, pastas (sí, aunque no lo creas), verduras enlatadas o bien cocidas, frutas sin cáscaras, semillas y poca pulpa, carnes suaves como pescados, pollo y tofú, grasas y aderezos sin semillas.
2
Tendrás que limitar la ingesta de productos lácteos, frutas y verduras.
3
Evitarás alimentos ricos en fibra (todo tipo de cereales integrales) y granos enteros como quinoa, avena, frutos secos, frutas crudas o verduras con cáscaras, semillas o bagazo, leguminosas como frijoles, lentejas, habas y demás de ese grupo, coco, palomitas. Además de todo lo frito, rostizado, a las brasas y el uso de especias.
4
Aumentarás el consumo de líquido (agua), ya que comerás menos fibra y esta dieta disminuye la motilidad intestinal, con lo cual será más fácil que te estriñas.
He aquí los beneficios y los riesgos según la Clínica Mayo.
Ayudará a disminuir los movimientos gastrointestinales, la diarrea, el dolor, la distensión y otros síntomas abdominales. Esto será un descanso para tu intestino.
Recuerda que no debiera ser una opción dietética permanente, ya que es baja en fibra lo que pudiera resultar en otras repercusiones nutricionales. Piensa en el alza de azúcar en tu sangre, presentarás menor saciedad y podría haber un desequilibrio en tu microbioma intestinal.
Con información de GQ