En las películas de Hollywood descubrimos cada vez más personajes y más variados. En unos tiempos de reivindicación del movimiento LGTBI, la obra “Escondidas en el cine”, de Rosi Legido muestra una visión del cine clásico en el que las lesbianas estaban escondidas y ofrece algunas claves para reinterpretarlo.
Ahora ha escrito “Escondidas en el cine”(censura y personajes sáficos), libro en el que muestra claves para entender determinadas películas de Hollywood y europeas clásicas en las que las lesbianas aparecían difuminadas para evitar censores, así como la trayectoria que está alcanzando en el cine la visibilidad de este tipo de personajes.
Apasionada por los animales, ecofeminista, vegana y activista en una ONG, en sus escritos y conferencias Legido denuncia las injusticias mediante cortometrajes, obras de guiñol e ilustraciones. Con ella hablamos sobre su nueva obra.
— ¿Cómo surge la idea del libro?.+ Está basado en mi tesis doctoral “Homosexualidad latente en el cine”. A los años decidí hacer un libro pero, en lugar de reflejar la homosexualidad masculina y femenina, lo he hecho exclusivamente sobre personajes lésbicos.“FALTA INTERÉS POR LA TEMÁTICA LGTBI”.—¿Por qué ahora?.+ La mujer está más invisibilizada en la sociedad en todos los aspectos y con las lesbianas ocurre lo mismo. Sus historias en el cine son escasas. Además, falta interés por la temática LGTBI.
Me resulta maravilloso saber que, cuando hay prohibiciones absurdas, como prohibir que todas las personas se expresen con el mismo derecho independientemente de su condición sexual, hay quienes son más inteligentes que cualquier censura. Eso de poder contar lo prohibido es muy interesante.La autora ha publicado su obra con LES editorial, dado que es la primera editorial exclusivamente LBT+ en España, y para Legido es un “referente con obras de todo tipo de géneros”.-¿Existe aún desconocimiento social en cuanto a las llamadas minorías sociales, en este caso las minorías sexuales?.+ Mucho menos que hace años, pero aún lo hay. Los jóvenes cada vez están más concienciados. No es la España de hace décadas, pero no podemos olvidar la discriminación, agresiones escolares, acoso, burlas o palizas que sufren aún muchos niños o adultos por el hecho de ser gay o lesbiana, y por supuesto las personas transexuales.—¿Qué es lo que falla y hacia dónde vamos?.+ Falta educación al respecto en los colegios, por ejemplo. Las universidades, sin embargo, se interesan cada vez más por estos temas.
El panorama actual es más diverso y está reforzado por las familias con hijos trans, homosexuales… que ofrecen visibilidad de la diversidad afectiva-sexual.
Cada vez hay más asociaciones LGTBI incluso en localidades pequeñas, y hay conquistas legales importantes, pero aún hacen falta muchas reivindicaciones, especialmente en cuanto a las mujeres lesbianas.
—¿Interesa menos la homosexualidad femenina que la masculina, y por tanto sus representaciones en el cine?.
- Sí. Las mujeres has sido silenciadas continuamente debido al patriarcado. Hay machismo incluso en las propias asociaciones del colectivo LGTBI donde las lesbianas siempre han dicho que los asuntos de los gais interesaban más que los suyos.“ES NECESARIO UN ESPEJO EN EL QUE MIRARSE”.—¿Se avanza?.+ Las cosas van cambiando pero es que esos hombres homosexuales han sido educados como hombres heterosexuales, en un mundo de desigualdades entre ellos y las mujeres, y se nota. Hay más desconocimiento de las lesbianas porque siempre han estado más ocultas, en la vida real y en la ficción.
No fueron tan acosadas como los hombres homosexuales, pero no porque se las respetase sino porque como mujeres eran ignoradas y, de interesar, era para procrear. Aun así, muchas acabaron en centros psiquiátricos y otras instituciones. La sociedad las ha invisibilizado y han vivido con más discreción, pero les ha dejado sin referentes con los que identificarse en el cine; y si no se habla de ello, ese asunto seguirá siendo desconocido.—¿Se siguen evitando en el cine ciertos temas?. Al cine todo lo que no venda, no suele interesarle; al menos al comercial. En el cine estadounidense sobran los disparos pero faltan las relaciones entre personas del mismo sexo. Es absurdo. Mientras no se cuente la realidad social y se integre a los personajes homosexuales con normalidad en el discurso cinematográfico, el colectivo no tendrá un espejo en el que mirarse, que es muy necesario.–. ¿Pero van apareciendo algunos filmes…?. Afortunadamente cada vez hay más películas comerciales que hablan del lesbianismo, pero muy pocas en comparación con las de historias de gais, o de heterosexuales. Además, se echa en falta personajes lésbicos integrados en cualquier historia como uno más. — ¿Y en la pequeña pantalla?. También, aunque la diversidad sexual es más frecuente en las series de televisión que en el cine. Además, hay series de temática lésbica creadas para Internet, con mucho éxito, pero las lesbianas siguen estando más ocultas que los gais.— ¿Algún ejemplo?.
En los programas “del corazón” no falta el gay de turno, cuanto más “pluma” mejor; que recuerda a los llamados Sissy de las comedias del cine de principio del siglo XX. Es discriminatorio que la pluma se relacione con lo divertido o grotesco ya que, por ejemplo, en los informativos no se permite.En los programas serios parece que los gais, y por supuesto las lesbianas, tienen que seguir en el armario. De hecho, hay más hombres famosos que reconocen públicamente su homosexualidad, que mujeres.
“ES UNA CUESTIÓN DE IGUALDAD Y DE EMPATÍA”.
-¿Por qué cree que son necesarios este tipo de ensayos como el suyo?. Para ofrecer visibilidad y también diversidad. La ignorancia crea prejuicios y fobias que repercuten en las llamadas minorías sociales. Los trabajos al respecto son necesarios también para entender la historia de la mujer en general y de la mujer lesbiana en particular, y cómo han sido o son sometidas. Para conocer el discurso fílmico y las maneras de contar lo prohibido.Mi intención es mostrar un contexto veraz y realista sobre el lesbianismo que, creo, es de gran importancia a nivel cultural y social; y tiene que ser de interés común porque es un asunto de todos, es cuestión de igualdad y de empatía.
—Los estereotipos servían para que la población LGTBI se viera representada pero, a la vez, son un modo de encasillarles… . Claro. A principio del siglo XX se da el ejemplo de la “mujer en pantalones”, esa lesbiana que se vestía con ropa de hombre como Marlene Dietrich en “Morocco” (1930), y entonces el espectador reconocía en ella a una mujer distinta a las demás. El hecho de usar vestimenta masculina hacía que adquirieran ciertos derechos de hombres, y por eso fumaban, bebían…— A modo de broma o no, el personaje lésbico ahí estaba… Sí, para disfrute de muchas. El estereotipo más común sigue siendo el de la lesbiana “Butch” (marimacho); todavía es común representar a un personaje femenino homosexual mediante su código vestimentario, y será poniéndole camisa de cuadros, pantalones anchos, pelo corto, sin maquillaje… La sociedad está acostumbrada a una imagen estereotipada de la lesbiana, cuando hay mil modos de serlo, como mil modos de ser heterosexual.
En el siglo pasado era un modo para reconocerse, pero ahora se debe apostar por la diversidad. —En el libro usted explica la evolución del discurso sáfico en la gran pantalla durante el siglo XX en Occidente; ¿cómo es en la actualidad?.+ La representación lésbica fílmica ha ido cambiado mucho. Estaban las mencionadas “mujeres en pantalones” para provocar risa y después, cuando al lesbianismo se le permitía algo de visibilidad surgen las lesbianas carceleras como en “Caged” (1950); las tétricas, como la señora Danvers de “Rebecca” (1949); las asesinas vampiras de “Dracula’s Daughter” (1936)… Todo para recordar a la gente que ser lesbiana era cosa mala.
“EL CINE GENERA MODAS”.
¿Pero eso evolucionó?.+ Sí, en los años sesenta, llegan las lesbianas ligeras de ropa para satisfacer un deseo masculino heterosexual; en los ochenta, el cine independiente es el responsable de títulos con diversidad lésbica y, desde entonces, se han ido incorporando personajes, pero muy poco a poco. Aún a finales del siglo pasado la homosexualidad femenina era muy disimulada en las películas comerciales, así sucede en “Fried Green Tomatoes” (1991); mientras que en la novela la historia es lésbica, en la gran pantalla se disimula todo lo posible y son pinceladas sutiles…
Según se vaya avanzando en la vida real, así se plasma en la ficción. Ahora ese camino ya se ha recorrido, pero faltan más historias y más personajes lésbicos. —En su obra analiza muchas películas comerciales que tratan el tema de manera oculta. Está claro que había un modo de desafiar a la censura…
Y tanto, únicamente había que ser más inteligente que los censores. Los códigos cinematográficos permitían narrar lo prohibido jugando con diálogos de doble sentido, mediante la música, las miradas, los planos, determinados escenarios, la luz, la fotografía, los estereotipos de los personajes…
En las películas que analizo se detalla todo esto para ayudar al espectador a darse cuenta. Tenía que ser un relato entendido, pero en su justa medida, muy sutil, que no pasa desapercibido para la comunidad LGTBI.—El cine también es un arma poderosa que te dice sobre qué pensar… .+Y lo que tienes que pensar. El cine, como medio de masas que es, genera modas. Por ejemplo, la chaqueta de lana que lleva la protagonista de “Rebecca”, era una prenda que entonces usaban las campesinas; tras el filme se puso de moda y se le llamó “rebeca” por la película. Y así con muchos filmes.
—También genera estilos de vida o comportamientos…
Efectivamente que, al verlos reflejados, la gente los asume con naturalidad e, incluso, los imita. Si la única imagen que el cine ofrece de las mujeres homosexuales es la de villanas, asesinas… imagina el impacto psicológico en la sociedad y en ellas mismas. Dictadores como Hitler, Franco o Mussolini sabían de la importancia del cine como arma propagandística y se valieron de él. Puede ser, por tanto, muy peligroso pero, si se utiliza bien, es un gran instrumento de educación e, incluso, de concienciación. —¿Cómo le gustaría que fuera la temática audiovisual?.
Diversa y plural. Que llegue el día en que no sea necesario el llamado “cine gay”, porque sea natural y normal la aparición de personajes homosexuales en la película. Que éstos no sean la excepción del filme o la peculiaridad del mismo. Para que eso suceda, aún son muy necesarios los Festivales LGTBI, como lo es el Día de la Mujer trabajadora o el del Orgullo Gay.
Para finalizar, ¿qué espera del libro: algún efecto en quien lo lea?
Que el lector entienda que lo que hoy cada vez más gente asume con naturalidad, no siempre fue así de fácil. Que hubo una época, no hace tanto, en que a las mujeres lesbianas no se las permitía ser, ni en la vida real ni en la ficción. Que se planteen preguntas al respecto y que aprendan a respetar a todos con la misma dignidad que merecen. Por supuesto que, además, les entren muchas ganas de cine, de conocer grandes clásicos o de entenderlos ahora de un modo que quizás no conocían antes.
Autor desconocido