Polémico, divertido, un tipazo el amigo que todo joven en pubertad quisiera tener para la parranda, pero ¿Para gobernar? Ahí sin la cosa cambia.
Romero Calzada se viralizó después de grabarse bailando y cantando con un burro. También, compartió fotografías semidesnudo de su viaje por Alaska y convirtió en pista de baile el pleno del Congreso de SLP. ¿Inofensivo? si no fuera por diversas acusaciones por huachicoleo y por apropiarse del agua en el municipio de Salinas. Pues…
En el 2019 hubo un gran escándalo entre políticos y empresarios potosinos la noticia, publicada por el periódico El Financiero, titulada: “Bancos reciben primer listado de cuentas ligadas al Huachicol”, en la que a la letra dice: “También se encuentra el exdiputado del PRI de San Luis Potosí José Luis Romero Calzada, así como las estaciones de servicio La Morena, Grupo Gasolinero RomCal, Tekmol de México…”.
El presunto involucramiento de José Luis Romero en el ilícito negocio del huachicol era vox populi, fueron muchas las voces que atestiguaron haberlo conocido en la pobreza y de pronto se convirtió en un hombre inmensamente rico que llegó a ser propietario de empresas dedicadas a la refinación de aditivos para vehículos, gasolinerías e incluso un spa de nombre Canto de Sal, ubicado en el municipio de Salinas, en el Altiplano potosino, mismo que, dado su lujo y confort, las tarifas son en dólares.
José Luis Romero tiene una historia de escándalos, dentro y fuera de la política. En 2015, compitió por la diputación local del VI Distrito con cabecera en Salinas, misma que ganó abanderado por el PRI. Como integrante de la XLI Legislatura, no presentó nunca una sola iniciativa a favor del pueblo potosino ni de su distrito, se dedicó a hacer negocios, fue parte
de la ecuación corrupta que se dedicaba a extorsionar alcaldes a fin de blanquear sus cuentas públicas en la auditoría superior.
El spa Canto de Sal fue un proyecto por sí mismo, para lograrlo, despojó de tierras a habitantes del lugar y se adueñó de un pozo de agua que servía para abastecer a la cabecera municipal, además presionó para que, tanto la junta estatal de caminos como la Seduvop, construyeran una carretera que conectara su lujoso centro de relajación con la carretera federal a Zacatecas, señalaron los pobladores de este municipio.
En 2018, Tekmol, como es conocido el político priista, buscó la diputación federal por el II distrito, con cabecera en Soledad de Graciano Sánchez, misma que perdió ante el ahora legislador Ricardo Gallardo Cardona, esto debido a la campaña en la que se dedicó a bailar en cruceros, besar burros y poner a los posibles votantes a jugar lotería. José Luis Romero es investigado por ser el autor intelectual del ataque a balazos a codigosanluis.com, acompañado, no sólo de su equipo de campaña, sino de otros candidatos del tricolor.
Durante el periodo de campaña, Romero Calzada, urgido por el fuero que significa la investidura, y su alianza electoral no sólo con priistas como Luis Mahbub, candidato al Senado; Margarita Fiscal, candidata a alcaldesa de Soledad; Juan Gabriel Solís, candidato a alcalde de Villa de Reyes; sino además hizo alianza con el candidato del PAN, Xavier Nava, traicionando así, no solo a Cecilia González, candidata del PRI a la alcaldía capitalina, sino a su partido.
José Luis es un hombre de escándalos, se valió de amenazas y hostigamientos para escalar en la vida política de San Luis Potosí, pasó de habitar una modesta casa en Balcones del Valle, a presumir, en redes sociales, una lujosa residencia en el exclusivo fraccionamiento El Pedregal. Amedrentaba lo mismo a médicos, que policías, que secretarias, que asesores, que a reporteros, que a sus empleados, a quienes trató siempre con la punta del pie.
En su contra pesan las denuncias por amenazas de los “activistas” de la organización civil Ganemos, que una semana después del encontronazo con el todavía diputado, se convirtieron en asesores del ahora diputado Mijis.
En febrero de 2018, trascendió en chats de WhatsApp, el decomiso de varias pipas que transportaban gasolina de dudosa procedencia y que, según los choferes, tenía como destino la empresa Tekmol, propiedad del todavía diputado; sin embargo, bastaron un par de llamadas y que José Luis se apersonara en la comandancia de la Policía Federal para que se encubriera el delito y ordenará el despido de la entonces jefa de prensa por que había filtrado la información, en su momento, la indicación “superior” era callar.
El pasado 7 de enero, cuando ya era tema nacional la lucha del presidente Andrés Manuel López Obrador en contra del huachicol, José Luis Romero publicó en sus redes sociales un video en el que se dice víctima de ataques políticos provenientes de sus adversarios, aseguró que no se escondería y que no huiría del país a causa de la persecución contra los huachicoleros, aseguró que seguiría luchando por los intereses del pueblo. Una semana después, a raíz de las publicaciones de las publicaciones Milenio y El Financiero, el Tekmol se volvió ojo de hormiga, no contesta su teléfono celular y no volvió a postear nada en redes sociales, sus vecinos de El Pedregal declararon que en su casa no hay movimiento.
José Luis Romero presumía una vida de lujos y excesos, hacía continuos viajes a paradisiacos sitios alrededor del mundo, presumía su lujosa residencia y se decía intocable y protegido de las altas esferas de la política potosina y nacional.
Pero del árbol caído todos hacen leña, ahora militantes del tricolor repudian y rechazan al Tekmol, a ese que ovacionaron con gritos y aplausos porque, según ellos, era el único que tenía las agallas de enfrentarse a los Gallardo. Hoy, en el PRI no se menciona ni su nombre, aunque los hombres y mujeres que hicieron negocios con él, ya cavilan si ponen pies en polvorosa o con negarlo es suficiente.