Andrés Manuel López Obrador, no atendió la Cumbre Climática, ni las intervenciones de ninguno de los participantes. No eran cualesquiera personas, se trataba de importantes e históricos líderes mundiales, tipo los que él quisiera ser llamado.
Biden, Putin, Xi Jinping, el Papa Francisco, Macron, Trudeau, entre otros. Presidentes de todas las naciones y de todas las ideologías, unidos por una resolución común: dar marcha atrás al desastre climático del orbe.
La meta es limitar el calentamiento global a que esté por debajo de dos grados Celsius, comparado a los niveles preindustriales. Si no se alcanza ese objetivo, los científicos advierten que tendremos efectos costosos y devastadores a corto plazo en el planeta.
El compromiso es tal que China, el mayor emisor de CO2 del mundo, a través de Xi Jinping dijo:
“Continuaremos un camino verde y bajo en carbono hacia el desarrollo, esperamos trabajar con la comunidad internacional, incluido Estados Unidos”.
China
Hasta el más necio aceptó acuerdos a favor del cambio climático.
Importante resaltar, entonces, que si bien las dos potencias mundiales no están de acuerdo en casi nada, tienen claro que deben trabajar de la mano por cuanto a este asunto se refiere.
Joe Biden invitó a Putin, con quien tiene rencillas y el ruso no solo asistió, también se comprometió a disminuir sus emisiones de carbono. Ojalá él y su nación de verdad cumplan.
Pocas veces se ha atestiguado un compromiso multilateral y el establecimiento de fechas fatales consensuadas. La razón la saben bien todos los participantes (salvo México, claro está): en esto o nos salvamos juntos o desaparecemos. Hasta Bolsonaro, siempre el más necio, aceptó la insistencia de China y Estados Unidos para salvar la selva amazónica.
Hubo un perdido, un presidente que prefirió no escuchar a sus homólogos y continuar con su mañanera.
Recordó al niño (¿Rebelde? ¿Desinteresado? ¿Valemadrista?) que no presta atención en su clase virtual —esas que ahora con la pandemia están de moda— y lo hace del conocimiento de todos los que presentan. Pero eso sí, un escuincle que, cuando él presenta, exige total atención de los otros.
¡Desatención y desprecio hacia el resto de los presidentes! que con desprecio el anfitrión de la reunión le reciprocó abandonando la transmisión durante su alocución (la de AMLO).
México es uno de los 40 países que más impactan en la crisis climática y la respuesta es desinterés, no escuchar y actuar como si él fuera el único que importa. Escucha su propia voz, aunque en ella no encontremos la verdad.
A López Obrador no le interesa el mundo, ni lo que este opine de nosotros. Ni siquiera le importa el pueblo, tampoco la “madre tierra”. Con su desdén denostó el esfuerzo mundial de encontrar soluciones compartidas. Con sus acciones demuestra que odia a quienes dice cuidar. ¡Qué soberbia y nulo entendimiento de la realidad!
Mientras tanto, Joe Biden anunció que Estados Unidos logrará la neutralidad de carbono para 2050 y que recortará sus emisiones entre un 50% y un 52% para el final de esta década. Electrizó a la concurrencia cuando dijo:
“La lucha por el clima es un imperativo moral, un imperativo económico, la única opción es sumarse a ella”.
Joe Biden, presidente de Estados Unidos.
Entendiendo las necesidades económicas acotó:
“Los costes de la inacción no paran de crecer, así como las oportunidades que ha destapado este problema para crear empleos en la economía verde”
Joe Biden, presidente de Estados Unidos.
En la Cumbre Climática escuchamos a estrategas quienes se comprometen por un mejor mañana para otras generaciones, aunque ellos ya no estén invitados a recoger esos frutos; escuchamos también a un presidente que solo piensa cumplir su capricho aunque con ello imposibilite la vida para generaciones futuras.
El desprecio de AMLO ante la Cumbre Climática
No fue desatención la del presidente norteamericano no querer escuchar sobre un programa que en México se ha encargado de deforestar cientos de hectáreas; el cual ni siquiera alcanzó el 10% de su meta (de 575 millones de árboles que debían ser sembrados en el 2019 de acuerdo a la Secretaría del Bienestar, solo se sembraron 80 y solo sobrevivieron 40 millones).
El desprecio de Andrés Manuel ante la Cumbre Climática no es tema baladí. Y esto no solo por cómo trató a sus homólogos. Sobre todo porque mostró su desdén por el futuro del planeta y de quienes en este habitan.
AMLO podrá parlotear en su mañanera todos los días (y, sí, lo continuará haciendo). Poco importa. Decidió mostrar su desprecio y su desdén. Pero el mundo lo está dejando solo y Joe Biden fue el primero en demostrarlo.
Artículo de Verónica Malo Guzman/publicado en SDP Noticias