No es la primera vez que la 4T ataca la ONG que dejó al descubierto la ‘estafa maestra’ del sexenio pasado. Es más, a este corrupto y deshonesto gobierno que hoy nos rige se le acaban las ideas, pues hoy reitera la acusación en contra de dicha asociación civil aumentando la apuesta: “si resultara cierto lo de MCCI”, la denuncia de presidencia a EEUU se haría vía “queja diplomática”.
Aclaremos de una vez: MCCI recibe donativos de más de 1000 asociaciones y ha sido receptor también de apoyos de parte de USAID, la agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional, encargada de distribuir la mayor parte de la ayuda exterior de carácter no militar en el mundo. Recibir dinero de dicha agencia conlleva un escrutinio absoluto del uso de los recursos, además de tener que cumplir con estrictos controles anticorrupción y financieros de corte internacional.
No han faltando las naciones bananeras que han criticado a USAID. Por ejemplo Rafael Correa, presidente de Ecuador, en 2012 expulsó de su país a dicha agencia. En el 2016 les rogaban regresaran, pues requerían su ayuda urgentemente por el terremoto acaecido ese año.
La perorata de López Obrador no solo sirvió para ocultar durante algunas horas su hipocresía. También permitió la cara dura por parte de la fracción parlamentaria de Morena para evitar cualquier tipo de acusación, por la tragedia de la Línea 12 del Metro, fácil: rechazaron crear una comisión investigadora.
Los dos lados de la misma moneda: si se trata de acusar a MCCI, basta con la suposición no probada. Pero para terminar de tajo con cualquier investigación que pudiera señalar a posibles responsables del colapso del Metro —ese sí más que probado—, la decisión fue no permitir ni siquiera su creación. Mientras se presupone que Estados Unidos se inmiscuye ilegalmente en la política de nuestro país a través de una ONG, se objeta una comisión que podría coadyuvar a esclarecer la tragedia en el Metro.
En la Cuarta Transformación hay urgencia por desviar la atención y así no tener que verse forzados a identificar, de entre sus filas, a los posibles responsables del desastre.
Está visto que para el lopezobradorismo es más fácil tirar que construir; el presidente solo vocifera. Por eso llegó el momento de decirle:
“Señor presidente: ¡ya siéntese!”