Sólo un pedagogo —es decir, un maestro de formación y convicción— podía haber escrito este libro que, a pesar del paso del tiempo, continúa siendo la biografía fundamental de Rubén Darío, pero también mucho, mucho más. Porque fue gracias a su visión totalizadora, en la que se conjugan la pasión, el rigor y la sencillez, que Don Edelberto Torres Espinosa pudo producir esta obra monumental que combina el apasionante relato de la vida de Darío con la exploración de los múltiples factores humanos y literarios que confluyeron en su trabajo; obra indispensable para comprender como, en tan pocos años de vida —y a pesar del tiempo robado por un alcoholismo que, con rectitud histórica, Don Edelberto no intenta ocultar— pudo Rubén acumular esa gigantesca obra de miles y miles de páginas que apuntalaron la renovación de la lengua de Castilla y de Hispanoamérica, y le permitieron a nuestro poeta nacional consolidarse como uno de los más grandes poetas de lengua española de todos los tiempos.
Torres Espinosa nos habla de los endecasílabos, alejandrinos y las nuevas formas métricas que, gracias a su formación autodidacta, Rubén pudo tomar prestadas de los franceses y de otros autores, españoles, italianos o provenientes de latitudes desconocidas para el común de los intelectuales de la indoamerica de su época, para luego manipularlas cual alquimista moderno. Pero don Edelberto no sólo sabía de gramática. Además de maestro, fue un historiador y un político (un hombre consecuente, comprometido con su tiempo y con las gestas libertarias de Nicaragua, Centroamérica y en general América Latina); un profundo conocedor de las diversas corrientes, escuelas, movimientos y contrareformas literarias, así como de la psicología, realidades y motivaciones de quiénes rodearon a ese nicaragüense universal que, al principio, sólo aspiraba a “ser repicador de las campanas de la Iglesia de San Francisco”, en el León de su niñez.
Por eso, aunque en lo personal conozco más de doce biografías sobre Darío —unas escritas poco después de su muerte (algunas por nicaragüenses), otras que tomaron distancia del tiempo e intentaron aplicar las reglas propias de este género tan particular; unas sencillas, otras más complejas— creo que ninguna, ni siquiera las de Watland, Oliver Belmás o Valentín De Pedro (tan humana y acertada), tienen punto de comparación con esta gigantesca obra iniciada por Don Edelberto Torres mucho antes de su primera publicación, en 1952. Logro todavía más meritorio en cuanto Torres Espinosa se dedicó por años a recopilar cienes de documentos, sin contar para ello ningún tipo de ayuda sustancial, más que unos pocos dólares facilitados por la UNAN (para ese entonces prácticamente la única universidad de Nicaragua) y, sobre todo, apoyado en el difícil y a menudo invisible trabajo de su compañera de vida.
El resultado, es un relato apasionante digno de ser llevada a la pantalla; una exploración de las diversas facetas de la vida de Darío que es, a la vez, un profundo retrato de su época, sus antecedentes y de lo que estaba por venir, pues Rubén sintetiza magistralmente el pasado y es un anunciador del futuro.
Por todo ello, AMERRISQUE se enorgullece de presentar esta octava edición de “La Dramática Vida de Rubén Darío”, enriquecida con las últimas revisiones, notas y anexos, para disfrute de los nicaragüenses e hispanoamericanos. Agradecemos a los hijos de Don Edelberto, y particularmente a Myrna, el habernos dado esta oportunidad, así como a los suscriptores de honor por haberse comprometido a apoyar este proyecto que no persigue beneficios económicos y permitirá, con su apoyo, la distribución gratuita de este extraordinario libro entre las bibliotecas públicas de todo el país.
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Fuente Literatura, Cuentos y más