La ciudad italiana de Milán (norte) despidió hoy con honores a la histórica bailarina Carla Fracci, fallecida el pasado jueves a los 84 años, con un funeral en el que fue recordada como un icono de la cultura nacional.
El féretro llegó a la iglesia de San Marco y fue recibido con flores y el aplauso de los milaneses y admiradores que acudieron al lugar para el último adiós, aunque muchos no pudieron entrar al templo y sus puertas quedaron abiertas para que pudieran seguirlo desde el exterior.
Al funeral, emitido por la televisión pública, asistió el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini, así como importantes representantes del mundo de la música y de la danza, como Dominique Meyer, superintendente de La Scala de Milán, de la que fue primera bailarina durante años.
También se pudo ver al actual primer bailarín de este templo de la lírica, el letón Timofej Andrijashenko, así como a la estrella italiana de la danza Roberto Bolle y las bailarinas Martina Arduino y Nicoletta Manni.
Tras el último día con la capilla ardiente en La Scala, el coche fúnebre fue recibido en el templo por agentes del cuerpo de Carabineros con uniforme de gala. El ataúd estaba decorado con rosas blancas, el color predilecto de la bailarina.
La ciudad le dedicará la primera línea de su tranvía, la misma que conducía su padre y que cada día pasa por delante de La Scala.
El alcalde, Giuseppe Sala, aseguró que en los últimos cinco años asistió a muchos funerales pero, dijo, “nunca he visto a una comunidad unirse con tanto afecto” como lo ha hecho con Fracci.
La histórica bailarina nació en 1936 en Milán, donde desarrolló gran parte de su trayectoria, que la llevó por todo el mundo bailando con estrellas como los rusos Rudolf Nureyev y Vladimir Vassiliev o Paolo Bortoluzzi.