El Consejo de la Federación (Senado) de Rusia ratificó hoy miércoles la retirada de Rusia del Tratado de Cielos Abiertos, un acuerdo multilateral para garantizar la transparencia en cuanto al control de armas en el que participan una treintena de países y del que también se salió EEUU el año pasado.
Los senadores firmaron la salida de Rusia del tratado después de que la Duma del Estado (Cámara Baja) hiciera lo propio el pasado 19 de mayo y después de que Washington notificara la semana pasada a Moscú que la nueva Administración estadounidense bajo el presidente Joe Biden no regresará al acuerdo.
Una vez que el presidente ruso, Vladímir Putin, haya promulgado la retirada del pacto, en vigor desde 2002 y que permite a los Estados parte sobrevolar cualquier parte del territorio del resto de participantes y fotografiar desde el aire a fin de asegurarse de que sus vecinos o rivales no preparan ataques militares, Rusia dejará de pertenecer a esta alianza en diciembre.
El Senado ruso iba a votar el pasado 19 de mayo dicha retirada, pero pospuso la votación al 2 de junio, a fin de dar algo de tiempo a EEUU a aclarar si piensa regresar o no al acuerdo.
Por tanto, esta cuestión ya está fuera de la agenda de los dos países en la cumbre de Putin con Biden el próximo día 16 en Ginebra, según confirmó el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Riabkov.
Rusia acusó la semana pasada a EEUU de ser responsable del “desmoronamiento” del Tratado de Cielos Abiertos.
Según Moscú, EEUU, al igual que cuando anunció en mayo de 2020 su retirada del pacto -paso que se hizo efectivo en noviembre pasado- justifica su “destructiva” decisión “con acusaciones politizadas descabelladas contra Rusia que nada tienen que ver con la realidad”.
El argumento que esgrimió el Gobierno estadounidense para retirarse era que Rusia le impedía supervisar desde el aire sus ejercicios militares y no permitía los vuelos sobre regiones donde se cree que Moscú tiene armas nucleares que podrían alcanzar Europa, en concreto en Kaliningrado.
Además, EEUU señaló que Rusia tampoco permitía los vuelos cerca de las regiones georgianas separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.
Rusia, que a continuación también anunció su salida del tratado, siempre negó que lo violara y acusó a su vez a EEUU de haberlo incumplido.
Moscú intentó salvar el acuerdo en varias reuniones en Viena con los demás socios y propuso medidas específicas para permanecer dentro del pacto y mantener su viabilidad, bajo la condición de que los restantes miembros lo cumplan estrictamente.
Rusia quería estar segura de que los datos que se recogen durante los vuelos de observación sobre los territorios de los Estados miembros solo se los quedarían los países participantes y que no fueran transmitidos a EEUU.
También quería conseguir por escrito garantías en este sentido de los demás países firmantes del tratado, pero no las recibió.
Con información de EFE